FALANGES
Luis Adalberto Maury Cruz

Falanges: Gobernabilidad: entre la verticalidad y la horizontalidad

23 de Octubre de 2025

Luis Adalberto Maury Cruz


Falanges: Gobernabilidad: entre la verticalidad y la horizontalidad

Luis Adalberto Maury Cruz
lmaury_cruz@hotmail.com

Los términos “Estado” y “gobierno” con frecuencia se emplean como sinónimos, sin embargo, para efectos de esta reflexión vamos a entender por “gobierno” al sistema de personas que son las responsables directas de ejercer las potestades y funciones públicas del Estado, son los titularesde facto; en efecto, gobierno no es la burocracia, pero sin esta el Estado no existe. El burócrata es el empleado del Estado, el gobierno remite a las personas responsables de las funciones públicas, lo público es lo opuesto a lo privado y a lo social. El Estado se constituye por un sistema de instituciones de poder público y soberano, por gobierno y gobernados, dentro de una jurisdicción determinada, instaurado en el concierto internacional. Gobernados y gobierno constituyen a la población. Hay un “entre” que conforma al gobierno y a los gobernados, es una relación, la gobernabilidad; los burócratas también son gobernados, los hilos del poder con frecuencia no se ven, sobre todo cuando es un régimen plutocrático, pues existe un genuino Deep State. De esta forma cabe preguntar: ¿la gobernabilidad es vertical o es horizontal?
La gobernabilidad y la jerarquía
Resulta evidente que la gobernabilidad al ser una relación entre un gobierno y sus gobernados ha de ser estable y funcional; sino es así, en estricto sentido, sería ingobernabilidad, pues sería el Estado y su gobierno inestable y disfuncional. Con esta ingobernabilidad otros gobiernos ganan, como ocurre en las revoluciones civiles, en las cuales las facciones requieren insumos, por ejemplo, armas y municiones, proveídas por un complejo militar externo.
El gobierno se materializa mediante acciones ejecutadas por la burocracia, la cual, siendo parte de la clase gobernada, frecuentemente se asume falsamente como gobierno.
La vida política y estatal es volátil, fluctuante y conflictiva un reflejo de cosmos, de la vida misma; paradójicamente si el gobierno no tiene problemas entonces tal Estado no existe, tampoco su gobierno; es una reliquia sólo presente en vestigios arqueológicos, en un libro de historia; por eso Esparta o Tenochtitlán no tienen problemas porque no existen. Si los problemas desbordan el gobierno entonces el Estado es fallido, condición o franco colapsó como ocurrió en la Francia de 1789 y en el México de1910 que presentaban situaciones de revoluciones civiles;pues, no estaban en circunstancias de gobernabilidad y sus instituciones estaban minadas o colápsalas.
En esta Tercera Modernidad, la gobernabilidad, sobre todo en Occidente y de forma particular en el Occidente Colectivo, que cada ves es más fragmentado y contrapuesto, es una relación líquida y no solidad, para diría Bauman, pues el amor, la familia y la sociedad carece de la solides y compromiso tal como se presentaba en antaño, hoy las relaciones son efímeras, líquidas.
Así, el Estado existe porque los gobernados tienen problemas de orden público y el gobierno adquiere sentido cuando a través de las políticas públicas resuelve esos problemas, encontrando en esto la legitimidad política de su régimen; en efecto, esta legitimidad es a posteriori, pues surge del éxito de la política y la acción púbica. Luego, legitimidad política, a posteriori, es éxito que remite tanto a la condición fáctica como a la percepción favorable de las obras y servicios públicos.
Hoy esas obras y servicios públicos son igualmente líquidos y frágiles, mientras los puentes romanos, las pirámides mesoamericanas, las haciendas y catedrales virreinales, muchas siguen en pie después quinientos años, hoy los hospitales puentes, casas, como los celulares presentan una obsolescencia programada amen de una deficiencia dolosa en su constricción.
De esta manera la legitimidad del gobierno le da estabilidad al Estado. Así, la legitimidad se hoy se construye para un me gusta. Esta búsqueda de “like” desde los políticos, muestra un deseo de aprobación por las mayorías y bajo el designio de la igualdad se busca una horizontalidad, aunque sea mediática, así, el Estado actual al ser mediático es más inestable que sus versiones previas, y de allí que lo gobiernos y los opositores busquen lo mismo el control e imposición de una narrativa, que se asume como horizontal cuando retoma los problemas y necesidades publicas y las codifica en el lenguaje común, popular de las mayorías que se perciben como víctimas, siendo más importaste esta percepción que la realidad para su efectividad comunicativa, así legitimidad también es propaganda.
La estabilidad remite a aspectos y necesidades políticas, sociales, culturales y económicas, que permiten al confort en la población; por lo tanto, la legitimidad genera inconsciencia. Puesto que, el confort de los gobernados entumece su la razón y su la crítica; paradójicamente el bienestar social es un medio de control cuando no hay consciencia crítica en la población. He allí que la verdadera revolución inicia en la consciencia. La legitimidad es razón de Estado, no moralidad bonachona y medio de sujeción; lo demás, diría el clásico, es política ficción. Po lo tanto, se refrenda la idea de la jerarquía estatal.
De esta manera, es evidente que el Estado supone una estructura y un orden institucional, para el diseño y la ejecución de mecanismos públicos, ya sean leyes, organismos, dependencias, políticas y acciones públicas, de no haber esto no habría administración pública; de ello se desprende que, al Estado le es consubstancial el orden jerárquico, que es un ejercicio de poder institucional que da forma y dirección. En estricto sentido es un orden público que delinea al orden privado, pero ¿acaso no hay un orden privado que instituye el orden público? Evidentemente existen las élites o grupos de poder internos y externos al Estado, en efecto estamos frente al Deep State y a agentes supraestatales, que en esta Tercera Modernidad cada vez son más notorios, estando presente en todos los sectores del Estado, desde lo militar, lo financiero hasta lo cultural, basta recordar a Lockheed Martin, a BlackRock y The Open SocietyFoundation.
Al no haber estructura y un orden institucional o ser notoriamente deficiente/insuficiente acontece la ingobernabilidad; es decir, se está frente a un Estado y/o un gobierno fallido, el cual será absorbido por otro Estado, siendo el anterior, sólo anécdota, historia o, un estado, así en minúscula, un ente internacional vasallo, sin soberanía, pero esta condición se puede revertir o empeorar; tal es el caso de la relación EEUU-Unión Europea, donde Bruselas a seguida los designios de Washington en el conflicto en Ucrania, deteriorando su industria y destruyendo los suministros baratos de energéticos rusos; generando una crisis de política al interior de los gobiernos neoliberales, globalistas, subsumidos al modelo de la América Global, del Partido Demócrata de EEUU, propio del mundo unipolar de la Segunda Modernidad. De esta manera la Unión Europea, puede terminar siendo el patio trasero de Washington o independizarse de la férula de republicanos y demócratas. De esta manera el Estado es una realidad epocal y geopolítica, no una isla autárquica, aunque este es el ideal que marca el ejercicio de la soberanía estatal, como indica Aleksandr Duguin, hoy la soberanía se defiende en bloque, señalando el fin de Modelo Westfalia.
En este orden de ideas, la gobernabilidad por si sola remite a una relación digamos de armonía entre esas dos clases, esta armonía es tención entre los opuestos que constituyen la población, no radica tanto en el conflicto, sino en su administración, es producto del diseño y ejecución de estrategia para responder exitosamente a los problemas públicos, por ello esta administración remite tanto a los bienes y servicios públicos, como a la percepción social que se tienen de estos. No hay que omitir que el Estado al no ser una isla, obliga a pensar a los problemas internos, solo desde la política doméstica, sino desde las relaciones internacionales. No en pocas ocasiones las reivindicaciones sociales remiten a necesidades interna y genuinas así como también a intereses ocultos de terceros, como ocurre en las revoluciones de colores y hasta en las guerras de proximidad.
Simultáneamente, en ocasiones las percepciones no corresponden con la realidad, he allí el tema de la comunicación social, como se dice hoy marketing político, o lisa y llanamente propaganda. Esto se en marca en la actualidad bajo la desiderata de las ideas de las postverdad, del relativismo y las autopercepciones, en términos de filosofía de la guerra remite a la guerra mental como señala la doctrina rusa, o guerra cognitiva como indica la doctrina estadounidense y la OTAN.
La gobernabilidad y la igualdad
La población no es igualitaria. Pues unos son gobierno y otros gobernados, no todos los gobernados son iguales unos son burócratas y otros particulares, los primeros han de actuar de conformidad a lo que la norma les faculta y los segundos de conformidad a lo que no les prohíbe. También hay diferencias entre los burócratas particulares, entre los particulares. Amen de la evidente desigualdad. Sin embargo, hay una igualdad común, denominémosla, igualdad sustantiva, esto es un imperativo juridifico-político no una realidad fáctica homogénea; por lo tanto, exigible, pero no siempre realizada.
La igualdad sustantiva, ha sido una progresión en el desarrollo de la historia universal, es innegable que Occidente la universalizo, con el despliegue de los derechos humanos, que no son de cuño inglés, sino de naturaleza hispana que remite a Isabel La Católica con las Leyes de Indias y sus testamentos políticos que llevo la igualdad jurídica más allá de Europa hasta América, fue más universal que la ciudadanía de la vieja Roma, pues fue a ultramar, preludiando la horizontalidad gubernamental.
El Estado moderno nace en el siglo XVII, con las Paces de Westfalia y con su sistema homónimo. El Estado es en el concierto internacional, debiendo ser soberano. Francisco Suárez, a finales del siglo XVI, postula que la soberanía radica en el pueblo, y no en el gobernante -rey- como señala Hobbes, la hispanidad da una artista y una pista de la igualdad sustantiva, que está presente en Occidente, en el Estado liberal actual, que hoy está en crisis, tras la implosión en curso de EEUU, de la caída de la América Global, la desindustrialización de la Unión Europea, sin embargo fue Washington quien globaliza los derechos humanos, y los emplea para legitimar sus intervenciones militares y sus revoluciones de colores. De esta manera la horizontalidad gubernamental tiene su correlato y fundamento en la igualdad sustantiva que es el núcleo de los derechos humanos, pues como hablar de un trato político igualitario entre la población si no hay igualdad sustantiva entre lo gobierno y gobernados.

Algunas conclusiones
1. Tras lo señalado resulta notorio que un Estado sin jerarquía es una ficción e inevitablemente es vertical, aun los psicofantes lo niegan en el dicho pero lo hacen y disfrutan en sus acciones.