MÉXICO ESTÁ EN EBULLICIÓN
14 de Noviembre de 2025
Gabriel García-Márquez
México vive semanas de una intensidad social poco habitual. Marchas juveniles, paros magisteriales, protestas del campo y del transporte, así como celebraciones cívicas suspendidas por la violencia, conforman un mapa donde distintos sectores expresan malestar y exigencias legítimas. En medio de esta agitación, la presidenta Claudia Sheinbaum intenta mantener un equilibrio complejo: garantizar el derecho a la protesta, preservar la estabilidad y evitar que intereses partidistas distorsionen el clima social para convertir la inconformidad en arma electoral.
Lejos de descalificar a quienes marchan, Sheinbaum ha insistido en que escuchar y dialogar es primero, aunque también advierte con evidencia de experiencias pasadas, que la oposición suele buscar infiltrarse en estas movilizaciones para provocar enfrentamientos o erosionar políticamente al gobierno. Su preocupación, vista desde Palacio Nacional, no es menor: la historia reciente muestra que las protestas ciudadanas pueden ser blanco fácil para manipulaciones.
LA CNTE, ENTRE EXIGENCIAS HISTÓRICAS Y UNA NUEVA RONDA DE PAROS
El regreso de la CNTE al paro nacional forzó nuevamente el blindaje en torno a Palacio Nacional. No se trata de una novedad: la Coordinadora mantiene demandas añejas, muchas de ellas legítimas y estructurales, entre las que destacan:
• Abrogación de la Ley del ISSSTE 2007.
• Derogación de la Reforma Educativa vigente.
• Aumento del presupuesto educativo, de salud y seguridad social.
• Basificación de interinos y homologación de prestaciones.
• Pensiones calculadas en salario mínimo.
• Fin al hostigamiento laboral y respeto a sus derechos sindicales.
La presidenta ha reconocido la legitimidad de la protesta magisterial, pero también ha sido clara: cuidar el patrimonio histórico y mantener el orden es responsabilidad del Estado. De ahí las vallas y medidas de protección. No obstante, Claudia Sheinbaum no evade el fondo: ha abierto mesas de trabajo y ha instruido atender demandas que son resultado de décadas de rezago y falta de consensos. Difícil atribuir estas exigencias a supuestas conspiraciones externas, pero tampoco puede ignorarse el riesgo de grupos que buscan sumar tensión en un momento de alta sensibilidad política.
LA GENERACIÓN Z TOMA LAS CALLES
La marcha nacional convocada por Generación Z México, programada para el 15 de noviembre de 2025, emerge como un fenómeno nuevo: jóvenes menores de 28 años organizados, articulados y con un diagnóstico propio del país.
Sus demandas son directas:
• Un México más transparente y menos corrupto.
• Mayor seguridad en un entorno que golpea con fuerza a los jóvenes.
• Más oportunidades laborales y cierre de brechas generacionales.
• Menos impunidad y más responsabilidad pública.
Claudia Sheinbaum ha reconocido públicamente que los jóvenes tienen todo el derecho de exigir un país mejor, y que su gobierno está obligado a escucharlos. Al mismo tiempo, pidió no perder de vista un punto: la velocidad y anonimato de las convocatorias digitales puede facilitar intentos de manipulación política. De ahí las medidas preventivas, como la colocación de vallas en Palacio Nacional.
Pero el fondo es claro: la Generación Z está marcando agenda propia. Y el gobierno, consciente de ello, se ha mostrado dispuesto al diálogo sin caer en provocaciones ni entrar en confrontaciones que sólo alimentarían la desconfianza.
EL CAMPO Y EL TRANSPORTE ANUNCIAN PARO NACIONAL
El anuncio de un paro del sector agrícola y del transporte para el 24 de noviembre representa uno de los desafíos más relevantes: si estos sectores se detienen, la cadena de suministro se resiente.
Sus demandas reflejan problemáticas profundas:
• Reconocer al campo como sector estratégico.
• Crear una banca de desarrollo agropecuario.
• Excluir granos básicos de la revisión del T-MEC.
• Establecer precios de garantía para productos esenciales.
• Frenar la nueva Ley General de Aguas.
• Mejorar la seguridad en carreteras.
• Y, sobre todo, diálogo directo con el gobierno.
La presidenta ha reiterado que siempre habrá puertas abiertas al diálogo y que su administración trabaja en medidas para fortalecer al campo, uno de los sectores más golpeados por décadas de abandono.
Pero también ha pedido prudencia: detrás de algunas convocatorias circulan actores que buscan usar el descontento rural para escalar tensiones políticas. El reto del gobierno no es negar los problemas, sino responder sin caer en trampas de polarización.
VIOLENCIA QUE IMPIDE HASTA CELEBRAR: EL CASO DE URUAPAN
La cancelación del desfile del 20 de noviembre en Uruapan, tras el asesinato del alcalde Carlos Manzo, no sólo refleja la gravedad de la violencia, sino su capacidad para alterar la vida cívica. Ahí, Sheinbaum ha sido firme: la seguridad es prioridad nacional y la coordinación con estados y municipios será reforzada. La violencia criminal, recuerda, no distingue colores ni gobiernos; afecta por igual a todos y exige una respuesta conjunta del Estado Mexicano.
UN PAÍS QUE HABLA, UN GOBIERNO QUE NO CIERRA LOS OÍDOS
Las protestas de jóvenes, maestros, campesinos y transportistas, sumadas al clima de violencia, muestran un país que exige ser escuchado. Pero también muestran algo más: un gobierno que no rehúye la crítica y que asume el derecho a la manifestación como parte esencial de la democracia.
La presidenta Sheinbaum ha buscado un punto de equilibrio entre orden y libertad, entre prevención y apertura al diálogo. Y aunque el país atraviesa días convulsos, el mensaje que intenta consolidar es claro: La inconformidad no debe reprimirse, sino canalizarse; no debe temerse, sino comprenderse.
México está en ebullición, sí, pero la diferencia estará en si esta vez las calles y el gobierno encuentran un camino común antes de que la presión se convierta en ruptura. Por lo pronto, las calles hablan. Y el gobierno, al menos en el discurso y las mesas de diálogo abiertas, comienza a responder.



