SENTIDO COMÚN
Gabriel García-Márquez

LAS RESERVAS INTERNACIONALES DE MÉXICO: EL BLINDAJE INVISIBLE DEL PAÍS

09 de Diciembre de 2025

Gabriel García-Márquez


En México, los debates cotidianos suelen girar en torno al precio de la gasolina, la inflación o el tipo de cambio. Pero pocas veces se mira hacia ese gran cofre silencioso que sostiene la estabilidad financiera nacional: las reservas internacionales. No se ven ni se presumen, pero funcionan como el amortiguador que permite que millones de operaciones económicas se realicen sin temblores.
Las reservas, integradas por divisas, oro y activos financieros administrados por el Banco de México, son más que un ahorro: representan un seguro de estabilidad, un mensaje de confianza internacional y una herramienta técnica que sostiene la fortaleza del peso.
¿QUÉ REPRESENTAN REALMENTE LAS RESERVAS INTERNACIONALES?
En términos prácticos, las reservas internacionales son el respaldo monetario del país. Cuando el mundo atraviesa turbulencias, aumenta la especulación contra el peso o suben las tasas de interés globales, este acervo evita que el tipo de cambio se dispare y que México pierda capacidad de cumplir sus compromisos externos.
Más allá de lo técnico, transmiten un mensaje de estabilidad. Para los mercados, son garantía de que el país puede responder financieramente; para los inversionistas, significan seguridad ante riesgos cambiarios; y para los ciudadanos, reafirman que el peso tiene un sustento real, aunque invisible.
¿DE DÓNDE PROVIENEN LOS RECURSOS QUE ALIMENTAN LAS RESERVAS?
A diferencia de lo que muchos creen, las reservas no provienen de impuestos ni del presupuesto federal. Su formación responde al movimiento natural de la economía mexicana dentro del sistema financiero global.
Los principales orígenes son:
1. Exportaciones
Los dólares que ingresan al país por la venta de petróleo, manufacturas, agro productos y servicios que pueden ser adquiridos por el Banco de México para fortalecer las reservas.
2. Inversión extranjera
Tanto la inversión directa (como nuevas plantas industriales) como la de cartera (compra de bonos o acciones) generan entrada de divisas que el banco central puede adquirir.
3. Remesas
Los dólares que envían los mexicanos en el exterior se convierten en pesos y generan flujos que favorecen la acumulación de reservas.
4. Operaciones del propio Banco de México
En momentos de estabilidad, el banco central compra divisas para reforzar el colchón financiero del país.
5. Líneas internacionales de liquidez
Recursos provenientes del FMI u organismos multilaterales pueden incrementar temporalmente las reservas en casos especiales.
Su crecimiento depende, en esencia, del dinamismo económico y de la disponibilidad de divisas en el mercado.
¿CÓMO SE PUEDEN USAR LAS RESERVAS?
Aunque son enormes, las reservas no son un fondo disponible para el gobierno. La Constitución y la Ley del Banco de México establecen que estos recursos solo pueden utilizarse para preservar la estabilidad financiera y el valor del peso.
Su uso se limita a casos extraordinarios, como:
• Estabilizar movimientos bruscos del tipo de cambio,
• Pagar obligaciones externas del propio Banco de México,
• Operar mecanismos internacionales de liquidez, o
• Responder a crisis financieras globales.
Para el gobierno federal, ese dinero simplemente “no existe”. Esta autonomía ha provocado tensiones históricas, sobre todo cuando actores políticos sugieren utilizar las reservas para financiar programas o infraestructura. Precisamente ese candado evita decisiones riesgosas y protege a la economía de tentaciones cortoplacistas.
¿DÓNDE ESTÁN RESGUARDADAS?
Lejos de bóvedas mexicanas con lingotes apilados, las reservas se encuentran distribuidas en instituciones internacionales de máxima seguridad:
• Oro monetario custodiado en bóvedas de bancos centrales como el Banco de Inglaterra.
• Bancos centrales del extranjero, principalmente en la Reserva Federal de Estados Unidos, donde se mantienen dólares y bonos del Tesoro.
• Instituciones financieras internacionales de bajo riesgo y alta liquidez.
• Derechos Especiales de Giro (DEG) administrados en el Fondo Monetario Internacional.
Este diseño evita riesgos políticos, de seguridad y de uso indebido. Las reservas se auditan, monitorean y protegen bajo estándares globales.
CINCO SEXENIOS, UN MISMO CAMINO
El comportamiento de las reservas revela una tendencia clara: México ha fortalecido de manera constante su posición financiera internacional, aunque con ritmos distintos.
SEXENIO RESERVAS AL INICIO RESERVAS AL FINAL TENDENCIA
2000–2006 (Vicente Fox) ~35.6 mil mdd ~76.3 mil mdd Más que duplicaron (+116%).
2006–2012 (Felipe Calderón) ~76.3 mil mdd ~167.1 mil mdd Crecieron más del doble (+120%).
2012–2018 (Enrique Peña Nieto) ~167.1 mil mdd ~176.4 mil mdd Crecimiento moderado (+6%).
2018–2024 (Andrés Manuel López Obrador) ~176.4 mil mdd ~232.0 mil mdd Máximos históricos.
2024–2025 (actual) ~232.0 mil mdd ~246.3 mil mdd Récord en 2025.
Durante 25 años, México pasó de tener reservas relativamente modestas a alcanzar más de 246 mil millones de dólares en 2025, un nivel histórico que refuerza la capacidad de maniobra del país ante choques externos.
UN ESCUDO SILENCIOSO QUE EXIGE RESPETO
En resumen, las reservas internacionales no son un símbolo patriótico ni un recurso de libre uso: son un instrumento técnico que sostiene la estabilidad económica del país. No se tocan, no se gastan y no pertenecen al gobierno; pertenecen a México como nación.
Son, en esencia, un chaleco antibalas financiero. Uno que no aparece en discursos de campaña, pero que permite que el país avance en medio de la incertidumbre global.
Cuidar las reservas no debería ser una disputa política, sino un pacto nacional, porque su verdadero valor no está en sus cifras, sino en lo que permiten: confianza, estabilidad y futuro.

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