LA NÓMINA ÚNICA QUE INQUIETA AL MAGISTERIO
11 de Diciembre de 2025
Gabriel García-Márquez
En Veracruz, donde cada escuela es un pequeño país con su propio pulso y sus propias urgencias, la palabra “nómina” no es solo una línea contable: es el pan de cada día, el seguro de vida, la certeza del mes siguiente. Por eso, cuando el gobierno anunció que el pago de los maestros pasaría a manos de la Federación bajo el esquema de nómina única, la noticia no cayó como un trámite administrativo, sino como un cambio profundo en la relación entre los docentes y el Estado.
Mientras las autoridades celebran el anuncio como un acto de transparencia y modernización, en el magisterio se encienden alarmas viejas: las que suenan cuando una decisión nace lejos de las aulas y sin consultar a quienes las sostienen.
LA CENTRALIZACIÓN QUE ALEJA LAS SOLUCIONES
En las escuelas veracruzanas, los problemas de pago no son teorías: tienen nombre, rostro y urgencia. Cuando algo falla, una deducción extraña, un pago incompleto, un movimiento de adscripción mal registrado, el maestro toma sus documentos y acude a la Secretaría de Educación de Veracruz (SEV). Allí encuentra ventanillas y rutas locales para resolver.
Con la nómina única, ese camino se vuelve más largo. Los trámites viajarán a la Ciudad de México, a oficinas que no conocen la geografía emocional del docente ni la precariedad de quienes viven al día. El miedo no es abstracto: es el temor por quedar atrapados en una burocracia lejana que atiende números, no personas. Para un maestro veracruzano, esperar un mes más no es una cifra: es una despensa menos, una deuda más, un hogar en pausa.
LOS APOYOS ESTATALES QUE PODRÍAN DESAPARECER EN EL PAPEL FEDERAL
Veracruz ha construido con tropiezos, pero también con voluntad, un sistema de compensaciones que reconoce realidades diversas: zonas donde solo se llega en lancha, escuelas con techos que lloran cuando llueve, comunidades donde el maestro es también psicólogo, médico improvisado y traductor cultural.
Esos apoyos nacidos de acuerdos locales corren el riesgo de perderse bajo las reglas de la Federación, que no siempre distingue entre una primaria de Minatitlán y una telesecundaria en la sierra de Zongolica o de Soteapan. Para los docentes, la nómina única no es solo un cambio de administración: es la posible pérdida de conquistas que han tardado décadas en construir.
LA DECISIÓN ANUNCIADA SIN QUE EL MAGISTERIO HABLARA
El magisterio está acostumbrado a debatir, discutir, exigir. Pero esta vez, dicen, no hubo tiempo para nada. La medida se anunció como las decisiones que llegan desde el centro del poder: con el sello de hecho consumado. En las escuelas, la noticia se sintió como un cambio brusco de guion en una obra que todos creían conocer. Los maestros no rechazan la modernización, rechazan ser espectadores de una reforma que los afecta directamente, sin haber sido invitados a la mesa donde se decidió. La opacidad, más que la medida, es lo que ha encendido las inconformidades.
LOS ESPEJOS DE OTROS ESTADOS QUE MUESTRAN LOS RIESGOS
La historia no empieza en Veracruz, otros estados ya lo han sufrido. En Zacatecas, Michoacán, Guerrero y Chiapas, la nómina única dejó aprendizajes amargos: meses sin cobrar, plazas mal registradas, trámites que se extraviaron en la maraña federal, teléfonos que suenan sin respuesta y errores que tardaron semanas en corregirse.
El Fondo de Aportaciones para la Nómina Educativa y Gasto Operativo en México (FONE), es el sistema encargado del pago federal que nació para dar orden y transparencia, pero en algunos estados entregó incertidumbre y desorden. Para muchos maestros veracruzanos, el problema no es la idea; es la experiencia del país que les recuerda que no todo lo que se centraliza mejora.
LOS BENEFICIOS DEL GOBIERNO ESTATAL
Mientras los maestros enumeran riesgos, el gobierno estatal encuentra ventajas que quizá no dice en voz alta, pero que están ahí, claras como el sol:
Libertad financiera
El estado deja de cargar con la responsabilidad de cubrir faltantes o compensaciones. Se quita un peso enorme del presupuesto.
Menos desgaste político
Si hay fallas en el pago, los reclamos irán a la Federación. Las marchas, los reclamos, las protestas ya no tendrán como primer destino el Palacio de Gobierno.
Un discurso de modernidad
El gobierno puede presentarse como un ente que depura, transparenta y ordena, aunque el trabajo técnico recaiga en la administración federal.
Menos presión sindical
Al trasladarse el pago, también se mueven muchas de las negociaciones tensas. Lo que antes era conflicto estatal, ahora será federal.
Más margen de maniobra
Al liberar recursos, el estado puede invertir en obras, programas o proyectos con impacto mediático o electoral. Es decir, la nómina única es para el gobierno, una oportunidad de aligerar las cargas y ordenar sus finanzas sin cargar el costo político.
UN CAMBIO QUE NECESITA VOCES, NO SILENCIOS
La nómina única en Veracruz se encuentra en la frontera donde chocan dos visiones: La del gobierno, que ve eficiencia, ahorro y modernización, y la del magisterio, que siente incertidumbre, riesgo y pérdida de conquistas.
Para que esta medida funcione necesita diálogo honesto, explicaciones claras y garantías firmes para quienes mantienen vivas las escuelas del estado. De lo contrario, será recordada no como una mejora administrativa, sino como un episodio donde se decidió desde arriba lo que se vive desde abajo. Porque la educación, como la vida, no se sostiene desde un escritorio, sino desde quienes todos los días abren la puerta del aula, enseñan y educan.



