Luis Adalberto Maury Cruz
Luis Adalberto Maury Cruz

FALANGES: La moral del resentimiento y los malestares culturales en la Tercera Modernidad

20 de Febrero de 2025

Luis Adalberto Maury Cruz


FALANGES: La moral del resentimiento y los malestares culturales en la Tercera Modernidad

lmaury_cruz@hotmail.com

La moral, el resentimiento y los malestares culturales en esta Tercera Modernidad, se integran en la acción y repercute tanto en la vida colectiva como personal; sin embargo, ¿en qué deriva la fusión de la costumbre y del resentimiento en la actualidad?
Moral como conducta
La moral entendida como costumbre, es un hábito que se forma con la repetición de acciones, estas derivan de una idea recurrente, constituyéndose en un patrón que es un axioma comportamental, que dictamina, valora y marco el proceder.
La conducta nos hace participes del mundo de la individualidad y de la colectividad; pues, la realiza un individuo y en gran medida implica a la comunidad. Por esto la persona es una individualidad social. La conducta es un sustento para la costumbre, la cual es un sistema de acciones y de patrones, que se forja en la relación con los otros.
La persona no sólo es un ente repetitivo, también atraviesa por una fase de deslinde, una suerte de un “yo quiero”; que no en pocas ocasiones es una imitación de otro grupo o comunidad; pero que poco a poco se deslinda y surge una genuina individualización. La persona siempre tiene sentido en oposición/aceptación con la comunidad, para terminar por formar otras maneras de relacionarse con sí misma, con los otros y con el mundo.
En este sentido la moral como costumbre supone un sistema estimativo, es decir de preferencias/rechazos que se constituyen en patrones conductuales/valorativos, ejes del día a día. Empero, ¿qué ocurre cuando el resentimiento se convierte en un patrón conductual?
Resentimiento vs indignación
El enojo es un sentimiento que acontece cuando se está frente a una injusticia y cuando esto desaparece o cuando se asimila el sentimiento se diluye, a este enojo también se le llama indignación.
El enojo también puede ser un sentimiento patológico, crónico y enquistado, que corroe a la persona y a su entorno. Así, el enojo en sentido positivo es indignación y en sentido patológico es resentimiento
El resentimiento distorsiona la estructura de valores de una persona, de una comunidad y de una sociedad, generando una moral basada en la negación y el rencor, negando la afirmación de sí mismo, la excelencia, la verdad y la realidad. El resentimiento termina por hacer “metástasis” erosionando la dignidad de quien lo padece y mermando a sus próximos.
Max Scheler señala que el resentimiento es acumulación y represión ante frustraciones, es inversión de valores, autovictimización, odio disfrazado de justicia.
El resentimiento acontece como un sentimiento recurrente de impotencia ante la jerarquía social, ante un sistema de valores que desfavorece y/o frente actos de verdadera violación de la dignidad humana, que engendran deseo de venganza y destrucción.
Sin embargo, hay un resentimiento artificial el cual se da cuando la persona se asume como víctima no siéndolo, pero autopercibiéndose como tal. Es decir, el resentimiento es contagioso, puede iniciar o no con un genuino acto de indignación y puede terminar en una “histeria” colectiva, ¿recuerda algún caso una persona o colectivo victimista?
Así, el resentimiento hecho moral es la tendencia a la destrucción del otro, a la autovictimización, negando la responsabilidad propia. El resentido más dañino es el que justifica su frustración y disfraza su odio de principios morales, éticos o ideológicos. De esta forma los valores auténticos son invertidos por posturas esnobistas e hipócritas que justifican a la mediocridad.
La época actual y la moral del resentimiento
En esta Tercera Modernidad, con sus malestares culturales donde prima el hiperindividualismo y el culto a la autopercepción, con personas consumistas, líquidas y casadas; en un mundo sin asidero, falta de solidez y de flexibilidad vital; el mundo se torna en un medio hostil para la persona con síndrome de Peter Pan. Si la otra persona se ve como competencia/enemiga; y lo efímero, lo hedonista, lo solitario y la falta de solvencia financiera es cada vez más frecuente; entonces la persona termina por ser víctima de si misma y victimaria de otras.
Así, la sociedad impulsa la frustración y con ello acontece el resentimiento; es un efecto connatural de esta condición epocal actual.
?Hay una moral creciente basada en el resentimiento, es decir hay una moral del victimismo y del no asumir la propia responsabilidad. Esto está presente tanto en la vida política como social; ¿conoce a una persona o un colectivo que se la viva en el drama del victimismo? Se da cuenta que han hecho de este un modo de vida, hasta un negocio fructífero.
?La vida adulta inicia con el deslinde entre lo propio y lo ajeno, con el asumir la propia carga de responsabilidad. Es decir, sólo cargar con lo propio es ser adulto y ser feliz; en sociedades victimista es un acto revolucionario. La adultez supone ser autentico con uno mismo y por ende es la renuncia de la autopercepción como criterio epistémico.
Esta vida adulta rompe con el estereotipo del eterno adolece que está presente en esta Tercera Modernidad y que impulsa el modelo de la América Global, con su cultura woke de cuño demócrata que está en crisis desde 2024 con el abandono de este modelo por parte de los fondos de inversión como: BlackRock y J. P. Morgan, con la llegada de Trump se ve con mayor claridad.
?El problema se torna más caótico, pues Tump sólo ve par la postura republicana, de “Make America Great Again”, (MAGA), con su agenda proteccionista, petrolera y antiwoke; no es una solución a los malestares culturales de esta nueva modernidad, sino un intento de imponer la desiderata de Washington versión republicana; en un mundo que ha dejado de ser unipolar, con la perdida de la hegemonía de EEUU y con los estragos de la Agenda 2030. Hoy el mundo pasó a la multipolaridad
Es menester transitar de esta idea de moral asumida como un modo de ser vacuo, de una costumbre irreflexiva, a una moral reflexiva, a la cual yo le llamo ética, de la responsabilidad y del respeto incondicional por la dignidad del otro, no así de sus acciones y dichos; sin olvidar que para ser feliz hay que aceptarse, abrazar la realidad tal cual es, ser autentico consigo mismo; circunscribiendo a la autopercepción sólo a una simple opinión personal sin más.
En este sentido la fusión de la costumbre y del resentimiento en la actualidad, lleva a asumir al malestar de la cultura contemporánea, que es el hiperindividualismo, como acumulación y represión de frustraciones, inversión de valores, autovictimización, aborrecimiento de la realidad enmascarado de justicia.
Esta fusión sucede por un sentimiento frecuente de incapacidad ante el orden social prestablecido, frente a valores que lo desfavorece y/o actos de verdadera violación de la dignidad humana. Es decir, el resentimiento es un mecanismo de defensa patológico y cuando se convierte en costumbre degrada a la condición humana.
Por lo señalado se puede concluir que:
Hoy estamos ante discursos de odio disfrazados de moralidad, que niegan la diversidad y que sólo acepta la retórica de una hiperindividualización fundada en la autopercepción, que niegan la verdad, la evidencia empírica, la objetividad, bajo la lupa de un relativismo tortuoso y autocontradictorio. Todo esto lo enmarca esta Tercera Modernidad multipolar que ha puesto en crisis el modelo civilizatorio de la América Global.
La moral del resentimiento, es el cáncer que corroe la existencia humana, es contagiosa; es un nihilismo patológico.
La hiperindividualización se correlaciona con el resentimiento, deformando la cualidad estimativa de la persona, de la comunidad y de la sociedad, mutando en una moral de la negación y del rencor, negándose así misma, a la excelencia, a la justicia, a la verdad y a la realidad.
En fin, ¿usted qué piensa?...

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