MUJERES INDÍGENAS FRENTE A LA DESIGUALDAD
05 de Septiembre de 2025
Gabriel García-Márquez
Gabriel García-Márquez.- En México viven más de 20.3 millones de mujeres que se reconocen como indígenas. No todas hablan una lengua originaria, pero todas comparten un vínculo con las tradiciones, cosmovisiones y comunidades que conforman la base cultural del país. Cada 5 de septiembre, al conmemorar el Día Internacional de las Mujeres Indígenas, no solo se rinde homenaje a su legado: se abre también un espacio para evidenciar las desigualdades que las atraviesan.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (Enadid), la mayoría de las mujeres indígenas tiene entre 30 y 59 años; una quinta parte son niñas y adolescentes. Los estados del sur y sureste concentran a esta población: Oaxaca, Yucatán, Chiapas, Quintana Roo y Guerrero.
Sin embargo, más allá de las cifras, lo que preocupa son las condiciones sociales: la escolaridad promedio apenas alcanza 6.1 grados, frente a 10.5 de las mujeres no indígenas; una de cada cuatro niñas indígenas no asiste a la escuela; y el analfabetismo alcanza al 24% de ellas, ocho veces más que entre las mujeres no indígenas. En materia de pobreza, el panorama es aún más crudo: seis de cada diez viven en situación de carencia.
LENGUAS ORIGINARIAS EN RIESGO
A esta exclusión se suma la pérdida de las lenguas originarias. Solo 19% de las mujeres indígenas hablan efectivamente alguna lengua nativa, pese a que México se encuentra entre los diez países con mayor diversidad lingüística del mundo. El abandono de la lengua materna, muchas veces forzado por falta de herramientas educativas y laborales adaptadas, representa una herida cultural profunda.
Las mujeres indígenas son las principales transmisoras de cultura y lengua, y al mismo tiempo las más marginadas. La falta de políticas públicas interculturales amenaza con romper esa cadena de memoria.
VOCES QUE ABREN CAMINO
Pese a las adversidades, existen mujeres que se han convertido en símbolos de resistencia, identidad y orgullo indígena. Entre ellas se encuentran:
• Yalitza Aparicio (Oaxaca), actriz y activista;
• Ángeles Cruz, cineasta zapoteca;
• Nadia López, poeta bilingüe;
• María Reyna, soprano mixe conocida como la “soprano mixe”;
• María Lorena Ramírez, ultra maratonista rarámuri;
• Macedonia Blas Flores, defensora otomí de los derechos de las mujeres;
• Yásnaya Elena Aguilar, lingüista mixe y promotora de la preservación de lenguas;
• María de Jesús “Marichuy” Patricio, primera mujer indígena en aspirar a la presidencia de México;
• Eufrosina Cruz, primera presidenta del Congreso de Oaxaca y defensora de derechos políticos;
• Victoria Gaspar, artista visual zapoteca;
• Lila Downs, cantante y compositora oaxaqueña de raíces mixtecas, reconocida a nivel internacional por llevar las lenguas y la música indígena a escenarios globales.
Todas ellas, en ámbitos distintos como arte, política, deporte, activismo, muestran que ser mujer indígena es ser creadora, defensora y puente entre culturas.
VERACRUZ: MUJERES QUE PRESERVAN EL PATRIMONIO CULTURAL
En el estado de Veracruz también florecen ejemplos de liderazgo indígena femenino. Destacan:
• Martha Soledad Gómez Atzin, totonaca, directora del colectivo Mujeres de Humo, reconocida por la UNESCO por preservar la cocina tradicional.
• Yoloxóchitl Alvarado, investigadora y promotora del arte textil indígena, que fusiona diseño contemporáneo y tradición.
Ambas representan la fortaleza de las mujeres veracruzanas en la defensa del patrimonio cultural.
MÁS ALLÁ DE LAS CONMEMORACIONES
En la última conmemoración del Día Internacional de las Mujeres Indígenas, la presidenta Claudia Sheinbaum presentó la Cartilla de Derechos de las Mujeres traducida a 35 lenguas originarias. El gesto es significativo, pero insuficiente. Porque no basta con traducir derechos: es necesario garantizarlos en la vida real.
La deuda histórica con las mujeres indígenas no se salda con homenajes ni con símbolos. Requiere políticas públicas interculturales, educación bilingüe, acceso a salud, combate frontal a la violencia de género y proyectos productivos que les permitan vivir con dignidad.
Las mujeres indígenas no son solo memoria del pasado ni folclor de escaparate. Son la raíz viva de México, las guardianas de la cultura y la lengua, y las portadoras de un futuro que solo será posible si se les reconoce como lo que siempre han sido: protagonistas de la historia nacional.