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Pablo Jair

¡QUE AHORA SÍ! ¡ES VELDA'!... ¡SE VA VERÓNICA!

26 de Noviembre de 2025

Pablo Jair


ColumnaSinNombre | ¡QUE AHORA SÍ! ¡ES VELDA'!... ¡SE VA VERÓNICA!

@pablojair

No creo que la fiscal Verónica Hernández Giadáns esté haciendo un mal papel. De hecho, ha demostrado que el trabajo mata grilla, especialmente desde que desapareció del radar político el personaje con quien la vinculaban y —machistamente— decían que estaba subordinada.

No obstante, desde hace años han “zopiloteado” a la fiscal, dando como un hecho que ya renunció, que ya se fue, que ya entregó, que la regañaron, pidieron su cabeza, bla, bla, bla...

Pero la fiscal ahí sigue, al igual que las ansias de quienes aspiran al cargo.

Un poco de contexto para entender qué pasa: antes no existía la Fiscalía General del Estado (FGE); se llamaba Procuraduría General de Justicia y era parte del gabinete del gobernador en turno. El mandatario era quien ponía y quien quitaba como si fuese un cargo equis en cualquier oficina de gobierno, sin tanto ritual ni proceso (sumado a que en el priato veracruzano, este partido tenía controlado todo el gobierno).

El primer fiscal en el estado fue Luis Ángel Bravo Martínez, amigo personal del entonces gobernador Javier Duarte de Ochoa (2010-2016), quien poco antes de pedir licencia y emprender la graciosa huída en sus últimos meses de administración, colocó a su cuate como titular de la FGE y hasta le donó dos helicópteros propiedad del Gobierno del Estado.

La idea era que Luis Ángel protegiera a Duarte desde la FGE y para eso —teniendo pleno control del Congreso del Estado— le regaló nueve añotes para durar en el cargo, con lo que supuestamente no podrían removerlo.

En teoría, la FGE iba a ser una extensión del Duartismo, aunque se decía que iba a ser más autónoma a diferencia de la extinta Procuraduría.

Llegando Miguel Ángel Yunes Linares al periodo 2016-2018, Luis Ángel entendió que los tiempos estaban cambiando y no encajaba en el nuevo esquema; además, recibía presiones del gobernador, quien ya para entonces preparaba la cacería de ex funcionarios duartistas.

Luis Ángel sencillamente cedió al cargo y se fue.

Quien se perfilaba como fiscal era Jorge Winckler Ortiz, un joven abogado muy cercano a la familia Yunes, quien además venía de tener muchos reflectores por involucrarse en casos de alto impacto mediático en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río.

Winckler llegó al cargo y quizás creyó que iba a estar ahí todo el periodo y chance más años, pues el plan de los Yunitos era perpetuarse en el poder de Veracruz por al menos 14 años: dos del papá y doce de sus chilpayates.

Se dice que Winckler ya veía venir que su jefe no iba a gobernar mucho tiempo porque ya para entonces se perfilaba que venía un tsunami llamado Morena, con un tal Andrés Manuel López Obrador a la cabeza. Con ese escenario, el entonces fiscal filtraba a cercanos que también conocía a AMLO y hasta tenía fotos tenía con él en su Feis.

Y pasó lo que se vaticinaba: no sólo Morena arrasó en el país, sino también en el estado: la gubernatura para el periodo 2018-2024, la ganaría Cuitláhuac García Jiménez.

A diferencia de Luis Ángel (quien fue también perseguido y encarcelado un rato por los “cooleritos” yunistas), el soberbio Winckler pensó que se iba a quedar sin problema en la FGE durante el gobierno de Cuitláhuac. De hecho estuvo así un año y hasta llegó a estar en una conferencia de prensa del mandatario estatal, de quien se burlaba.

Decía el maestro César Vázquez Chagoya: “no conozco a nadie que le haya ganado a un gobernador”: el 3 de septiembre de 2019, Winckler fue destituido del cargo por el Congreso del Estado y se fugó del estado porque tenía denuncias pendientes. Fue capturado el 25 de julio de 2022 en Oaxaca y actualmente está encarcelado (no sentenciado) en el penal de Pacho Viejo acusado del delito de tortura.

De hecho, Winckler lleva más años en el bote que como fiscal: 2 años y 9 meses en la FGE contra 3 años y tres meses en “el penal de las estrellas” ubicado en Coatepec.

Quien llegó de manera un poco atropellada a la Fiscalía fue la entonces encargada de asuntos jurídicos de la Secretaría de Gobierno, Verónica Hernández Giadáns, quien también fue funcionaria en el Ayuntamiento de Xalapa en el gobierno de Rafael Hernández Villalpando.

Quienes la conocían, decían que era una buena abogada pero no era experta en litigar. Que era más de “librito”, muy apegada a las reglas, cuando en el cargo se necesitaba más “colmillo” para las “entrañas” de la justicia. (Entiéndase eso con la visión patriarcal de la vieja escuela priista, cuando se veía al procurador como un operador político del gobernador).

A su arribo a las oficinas centrales de la Fiscalía, a Verónica no la dejaban pasar y tuvo que ser arropada por elementos de la policía estatal y diputados locales. Con templanza, se impuso.

Sin embargo, a la entonces nueva fiscal se le minimizaba en algunos círculos (especialmente de oposición) como una subordinada más del entonces secretario de Gobierno, Eric Cisneros Burgos. Que todo lo relacionado con la Fiscalía General del Estado pasaba por él antes.

De hecho, la presencia de la fiscal en eventos encabezados por el secretario de Gobierno reforzaba más esa hipótesis: se le podía ver en cabalgatas en pueblos alejados en medio de la nada o paseando en el catamarán “El Cuenqueño” por el río Papaloapan. Es decir, estaba fuera de su oficina en eventos que nada tenían qué ver con su cargo.

Se sabía que la fiscal tenía una relación cercana con el poderoso secretario, quien buscaba la gubernatura sabiendo que la candidata de facto era Rocío Nahle.

Aún así, Cisneros Burgos se la jugó y renunció al cargo en octubre de 2023, pero perdió en sus aspiraciones y pasó al olvido en recientes meses (pese a la gran promoción y el montón de varo que repartió a lo pen…co). Desde ahí comenzaron los rumores de la salida de la Fiscal, supuestamente por ser gente de Eric Cisneros y que Cuitláhuac se la iba a quitar de encima...

Pero Cuitláhuac la mantuvo y nada pasó. Todo fue puro borlote de acelerados.

Hasta el día de hoy, Verónica Hernández Giadáns se ha mantenido como fiscal pese a los rumores y constantes ataques de quienes buscaban quedarse con su lugar.

Hasta donde se ve, no se percibe ninguna mala relación con la actual gobernadora Rocío Nahle. De hecho, sigue estando en las mesas de seguridad; de estar “congelada”, ya habría señales como ausencias, porque la información que maneja la Fiscalía General del Estado es de seguridad nacional y estatal.

Sin embargo, pareciera que el error más constante de la fiscal ha sido precisamente el de no informar adecuadamente. Son pocas las veces que ha convocado a medios de comunicación y siempre es a petición del titular del Poder Ejecutivo. Cuando se le entrevista, la fiscal no da detalles de casos con el argumento de la secrecía.

La Fiscalía en verdad se ha mostrado más autónoma, pero no deja de ser una institución que se vincula al gobierno del estado. En este sentido, lo que haga o deje de hacer la FGE afecta directamente al gobernador o gobernadora del estado: si ocurre algo grave, a la que van a exigirle justicia a sombrerazos, tuitazos y mentadas es a Rocío Nahle, no a la fiscal.

En este tenor, los éxitos que pudiera tener la Fiscalía se han quedado en círculos pequeños de información, sin dar datos claros y concisos sobre quiénes son los detenidos o por cuáles casos son sentenciados o capturados. Esto ha limitado la difusión de su trabajo.

Pero el principal predicamento de la actual fiscal quizás no la difusión, sino el clima político: lo que Luis Ángel sí entendió y Winckler hacía como que la Virgen le hablaba.

Si bien el cargo para el que fue elegida es para nueve años, las circunstancias han cambiado tanto en lo nacional como en lo estatal: no gobiernan las tribus de antes y hay otro esquema político, otros tiempos e incluso nuevos proyectos a futuros donde tal vez ya no encaje la persona de Hernández Giadáns.

Uno debe saber cuándo irse cuando se acabó un ciclo en política o cargos de muy alto nivel.

Y no, no tiene qué ver con su labor: es simple desgaste natural de un periodo muy largo creado por un gobernador que quería darle chamba a su cuate por largo tiempo.

La noche de este martes, el Congreso del Estado votó sobre las nuevas reglas para el titular de la Fiscalía General del Estado: será reducido a cuatro años y el gobernador o gobernadora en turno tendrá facultades para remoción o ratificación para otro periodo; también podrá enviar hasta dos propuestas y si ninguna es aprobada, elegirá entre esos dos. Al ser una reforma constitucional, pasa a los ayuntamientos que deberán aprobar en Cabildo.

A estas alturas, creo que ya todos nos dimos cuenta que ser Fiscal General del Estado pareciera un cargo maldito en Veracruz (diría mi brother Assante: como el maestro de Artes Oscuras en Hogwarts).

Y es que los anteriores fiscales —Luis Ángel y Jorge “N”— salieron y fueron directo al bote, pero las circunstancias son distintas: el primero fue perseguido por las ansias “justicieras” del exgobernador Yunes y el segundo por una acusación gravísima de tortura.

Hernández Giadáns, al parecer, no saldría en los términos más óptimos con la gobernadora, pero tampoco tendría el mismo final que sus antecesores: no se sabe que haya una denuncia o señalamiento grave contra ella que merezca persecución o cárcel.

Pero a ver qué pasa en los próximos días. Mucho se develará.

NOTA PARA PEGAR EN EL REFRI: Hay quienes dicen que el tema de la posible salida de la fiscal tiene mucho qué ver con el tema del exgobernador Javier Duarte, a quien la Fiscalía General del Estado no le pudo sostener la acusación por desaparición forzada, delito por el cual podría dársele mayor tiempo en la cárcel, en lugar de salir en los próximos meses luego de cumplir una sentencia leve… Otros comentan que tendrían que ver supuestas negociaciones que hizo el exsecre de Gobierno usando información privilegiada de la Fiscalía…