La Cocina de la Historia
Ema Cibotti

PRIMERO EL PEATÓN, UNA CONDICIÓN VULNERABLE TODAVÍA IGNORADA

17 de Junio de 2017

Ema Cibotti


La muerte de los peatones expresa de manera cabal lo que significa la violencia vial tanto en la Argentina, como en América Latina y también a escala mundial. En el último Informe de OPS sobre Seguridad Vial en la Región de las Américas, (Washington 2016), estos usuarios representan un 23% del total de defunciones ocurridas en la vía pública, lo que sigue representando el porcentaje más alto en comparación con cualquier otro medio de transporte. Cuando se revisan los porcentajes según las subregiones, las víctimas de a pié crecen al 34% en Mesoamérica y al 29% en la subregión andina.

Sin duda es necesario proteger más y mejor a las personas que se desplazan de a pié, sin olvidar a los ciclistas y a los motociclistas cuyas cifras de defunción desgraciadamente también van en aumento.

¿Por qué son tan vulnerables los peatones? la respuesta es simple. El cuerpo humano no sobrevive a los impactos mayores de 50 a 60km/h. Por supuesto los niños resisten velocidades de impacto muy inferiores, y las lesiones físicas graves ya se presentan a más de 20km/h.

El hecho es incontestable, pero las explicaciones que lo interpretan no son siempre claras. Por ejemplo, cuando se afirma que un alto porcentaje de las víctimas en incidentes viales tuvo como protagonistas a peatones, corren ríos de tinta para sugerir que la causa es que cruzan mal y la conclusión se grafica con campañas que muestran que el peatón muere porque es imprudente. Estas afirmaciones condenatorias, rezuman ignorancia sobre lo que sucede en las calles entre peatones y vehículos motorizados, sobre todo porque no dicen nada del lugar de la vía dónde se produce el atropello. La omisión de este dato, como veremos, oculta una razón.

Pero antes de abordar esta cuestión definamos qué es un peatón.

Desde el punto de vista del derecho civil el peatón es toda persona que se desplaza sobre sus pies y que frente al automotor se encuentra en una situación de inferioridad.

Pero hay algo más que define a un peatón y lo distingue de un simple transeúnte.
Transeúnte es cualquier persona que camina la vía pública, aunque sea unos minutos, porque baja de su auto para realizar un trámite, el peatón en cambio es la persona que no tiene a disposición la conducción de un vehículo motor. Su acceso a la vía se realiza solo en transportes públicos de pasajeros, o mediante el transporte activo (práctica de caminar y bicicleta). Las distancias que esta persona cubre por día con sus pies son mucho mayores que las del conductor / transeúnte y por ende está más afectado por el riesgo vial.

Esta distinción abre un gran abanico de características en los desplazamientos que a diario realizamos en una ciudad. Podemos ser conductores y transeúntes o usuarios de los servicios de transporte público y peatones/ciclistas, pero no somos a la vez conductores y peatones.

¿Por qué establezco la diferencia? Porque este es el quid de la condición vulnerable del peatón. Está más expuesto al riesgo vial porque cruza a pie las intersecciones, y lo hace muchas veces cada día. Las esquinas, los cruces de calles y d avenidas, constituyen los lugares que concentran el 80% de las colisiones, embestidas, choques, y atropellos Y es justamente allí, dónde se produce – en las ciudades que no han dominado la violencia al volante- el número más alto de muertes de peatones sobre el total de fallecidos.

En este contexto, el caso argentino es paradójico, y merece más estudio. Los peatones no mueren cuando cruzan mal - en diagonal o por la mitad de la calle. Mueren cuando lo hacen por la senda peatonal, o cebra, y con el semáforo que los habilita. Cruzar una bocacalle sin semáforo es de máximo riesgo porque los conductores no reducen la velocidad ni se detienen para cederle el paso. Y las aberraciones, existen y no son pocas. Morir caminando por la vereda, -banqueta o andén en México-, embestido por algún vehículo que se sube y arrolla todo a su paso, no es algo excepcional. Estos casos se reportan en el país desde los años 1930, y mi hijo Manuel, murió así, sobre una vereda, en 2006.

En la Argentina el disco Pare o Stop –que obliga al rodado motor a detenerse- parece un adorno y no una señal; fue ideado para permitir que los peatones puedan continuar su marcha, y así funciona en muchas partes del mundo, no en mí país. Por lo tanto, ¿qué sucede cuando el peatón usa su derecho de paso?: pone en riesgo su vida. En consecuencia para evitarlo no siempre cruza cuando está formalmente habilitado para hacerlo, sino cuando no hay ningún vehículo cerca, aunque al hacerlo incumpla las normas de tránsito.

Es imprescindible saber que el número de vehículos en circulación es el factor que tiene mayor incidencia en el número de colisiones que sufren los peatones y los ciclistas. El mayor riesgo vial, surge de la relación entre el volumen de la circulación motorizada y el número y el uso de las intersecciones.

Esto explica por qué los peatones están en peligro cada vez que necesitan cruzar de una esquina a la otra.

No debe extrañarnos que la violencia vial que sufrimos en América Latina, esté tan identificada con el alto porcentaje de muertes por atropellos.

Mientras la prioridad de nuestras sociedades siga siendo el flujo de tráfico motor, y creamos que nada debe obstaculizar la velocidad de los vehículos particulares no tendremos derecho a la circulación segura y tampoco a la movilidad sustentable. Porque la unidad de medida de la seguridad vial, es la seguridad de su eslabón más débil: el peatón.



FMC

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