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Una Vez al Año La Candelaria, la fiesta donde las bestias corren libres por las calles

01 de Febrero de 2018 16:06 /

IVÁN SÁNCHEZ.-

La perla del Papaloapan, Tlacotalpan, una vez al año se convierte en Pamplona, España; por las calles corren libres las bestias taurinas en medio de una multitud alcoholizada.

Cerca de las once de la mañana la panga fue preparada por los lugareños, su color blanco contrastaba con los brillantes colores de las demás lanchas y de las casas de la orilla. En la cubierta tres toros bravos y varios vaqueros con sombreros y tiara.

Así fue como los animales cruzaron el río, como año tras año, con el pueblo de Tlacotalpan como destino a la espera de celebrar a la virgen de la Candelaria.

Al llegar a la orilla cientos de personas los esperaban, les jalan la cola, las orejas o les pegan, los hombres a caballo intentan evitarlo al igual que los animadores a través del micrófono, sin embargo no lo logran del todo.

Algunos hombres pasados de copas insisten en maltratar a los animales como si su bravuconería fuera sinónimo de valor. El toro se muestra desorientado, temeroso y enviaste contra la multitud.

Algunos lugareños insisten en que no se hiera a las bestias, temen a las amenazas de que si alguno de los animales resulta lastimado podría ser suspendida la tradición que lleva cientos de años.

Al final los toros cansados, hartos de los jalones, de los golpes y de los "valientes", son arrastrados por los jinetes lejos de la multitud, a descansar mientras que a lo lejos va quedando la fiesta que continúa sin hora de finalización.

Mientras las pezuñas suenan contra el pavimento en el pueblo retumba la banda, los gritos y la algarabía de los jarochos.

CC

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