Internacional

Dan largas al conflicto en Cataluña

17 de Octubre de 2017 08:30 /

No fue “clara y sencilla” como esperaban en La Moncloa. La respuesta del presidente catalán, Carles Puigdemont, a la pregunta del gobierno de Mariano Rajoy sobre si la semana pasada declaró o no la independencia fue evasiva.

Una calculada falta de concreción que, según el Ejecutivo español, puede tener serias consecuencias: la aplicación del artículo 155 de la Constitución, que implicaría intervenir el gobierno de Cataluña.El presidente regional contestó la carta enviada por Rajoy, pero eludió responder con precisión binaria. Lo único que dejó claro es su propuesta de diálogo “sincera y honesta” a la que puso un plazo de dos meses. “Nuestro principal objetivo es emplazarle a dialogar para hallar una solución acordada”, –escribe Puigdemont–. Y propone a Rajoy concretar “lo antes posible” una reunión.

La respuesta de Mariano Rajoy fue casi inmediata. En una misiva le pide al político independentista que “rectifique” y le da de plazo hasta el próximo jueves. Si para ese día Puigdemont no aclara de forma explícita si hubo o no declaración unilateral de independencia el pasado 10 de octubre en el Parlamento, el gobierno español activará los mecanismos para poner en marcha el precepto constitucional.

El texto del artículo 155 prevé que el Ejecutivo español pueda adoptar “las medidas necesarias” para obligar a una Comunidad Autónoma el “cumplimiento forzoso” de sus “obligaciones”; esto, según los expertos constitucionalistas, podría suponer el control político, financiero, de la policía autonómica, e incluso poderes para disolver el parlamento regional.

Lamento que usted haya decidido no responder el requerimiento (...) y, por tanto, no aclarar el extremo de si alguna autoridad de la Generalitat ha declarado la independencia de Cataluña”, respondía Rajoy, vía epistolar, a Puigdemont a quien unas líneas después emplaza a “responder con la claridad que todos los ciudadanos exigen y el derecho requiere” antes de las 10 de la mañana de este jueves.

A la propuesta de diálogo hecha por el presidente catalán, el gobierno español respondió que éste debe circunscribirse al Congreso de los Diputados: “el presidente de la Generalitat tiene una oportunidad de rectificar en el Congreso, donde puede explicar con la máxima claridad, porque el diálogo no se exige, se practica”, ha señalado la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. Y ha añadido que “pregonar el diálogo cuando se
desoye el llamamiento a la concordia es poco creíble”.

Aunque las posiciones entre ambas partes sigan muy distanciadas, el intercambio epistolar de estos últimos días entre Mariano Rajoy y Carles Puigdemont ha dado una pequeña tregua en medio de la vorágine política, económica y social que se vive en España a causa del proceso independentista catalán.

Pero el reloj sigue su curso. Y la cuenta atrás ha comenzado. Si antes del próximo jueves el presidente catalán no cede a la exigencia del jefe del Ejecutivo español de pronunciarse sobre si proclamó o no la secesión, es muy probable que el conflicto entre en terreno desconocido. Son dos los escenarios, según los analistas políticos: la inédita intervención del gobierno catalán, o, si Puigdemont sigue manteniendo sus competencias, la posible convocatoria de nuevas elecciones.

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