Sententiis
Álvaro Miguel González

Donald Trump & Teología de la Prosperidad: Mammón contra Dios

31 de Enero de 2017

Álvaro Miguel González


Quienes creen que el dinero lo hace todo, terminan haciendo todo por dinero.
Voltaire


Con la llegada de Trump, la plutocracia capitalista más salvaje e hiriente ha asumido la presidencia de la primera potencia mundial, encomendándose a Mammón, mediante una tramoya en la que el neopentecostalismo viene teniendo un protagonismo que es digno de ser ventilado para poder entender los porqués del ascenso y comportamiento del magnate que le está quitando el sueño a los más desfavorecidos del planeta, pero que, con fruición, viene fascinando a no pocos, resueltos a imponer su dominio en beneficio de la franja económica, política y social más Replica Omega Watches conservadora del país del norte y, como poco a poco lo vamos constatando, de otros países más que no desean desaprovechar la oportunidad que les brinda el radicalismo del mandatario gringo.

Antes, durante y después de su discurso de investidura, ha venido utilizando Trump el nombre de Dios en medio de un fervor pseudo religioso que todos hemos podido constatar a través de los medios, con propósitos bien definidos. Entre los líderes religiosos que invocaron espectacularmente el favor divino sobre un Donald Trump lleno de falsa unción pero con un fiero rostro que exhibe ridícula prepotencia, destacó una de las figuras más conocidas del pentecostalismo televisivo: ni más ni menos que la pastora Paula White, fuerte promotora de la “teología de la prosperidad”. Tomó parte de esa burla manipuladora del sentimiento religioso de las masas el pastor latino Samuel Rodríguez que encabeza la National Hispanica Christian Leadership Conference.

Y es que, independientemente que el presidente Trump utiliza este tipo de estrategias religiosas para convencer que la suya es una “nación de elegidos por Dios” –el dios del “Evangelio de la Prosperidad”– reiteradamente, a lo largo de su trayectoria electoral, repitió los postulados de la teología de la prosperidad: Dios bendice con más dinero y favores a los que más tienen, lo cual se proyecta en la vida misma de los Estados Unidos de América. Con creciente presencia en los medios, esta corriente teológica ha ido influyendo, lenta pero efectivamente, a aquellos pastores neopentecostales deficientemente formados bíblica y teológicamente, ya que les auxilia manipulando a sus fieles, para en realidad iniciar auténticos imperios económicos de diversas magnitudes.

Los teólogos de la prosperidad no predican acerca de la vida eterna o espiritualidad, enseñan que la bendición de Dios se manifiesta directamente con ganancias económicas. Por supuesto, utilizan, interpretándolas a modo, citas bíblicas para demostrar que alguien recibe bendición sí, y sólo sí, simultáneamente recibe un aumento de ingresos económicos. Más aún, los pobres son culpables de su propia pobreza, producto de su incredulidad o por vivir en pecado. El anuncio del Evangelio de Jesús, consiste para ellos en una visión materialista, individualista y superficial de los textos bíblicos, aderezado todo con una fuerte proporción de manipulación emocional de las audiencias fieles, vía inducción a crisis histéricas y fuertes presiones para que ofrenden a su iglesia más de lo que pueden, incluyendo su casa y sus ahorros. Pastores más lúcidos han advertido abiertamente que "la línea entre la prosperidad dada por Dios y la codicia desenfrenada se ha desvanecido".

Los impulsores más conocidos de la llamada Teología de la Prosperidad, se especializan en predicar abiertamente una ideología del negocio con Dios: un signo de elección divina, de bendición y salvación es la prosperidad material. Para esto se requiere mostrar fe indiscutible que lleve incluso a entregar los propios bienes, siempre a cambio de beneficios materiales… y, claro, espirituales. Estas doctrinas “tecnoeconómicas”, con su lógica instrumental y funcional han ido expandiéndose hasta invadir los ámbitos familiar, educativo, político, espiritual y todos los modos de vivir o expresar la convicción religiosa.

Pero, un aspecto que Donal Trump no dudó en utilizar con arreglo a sus fines políticos es relacionarse estrechamente y utilizar como base ideológica la oferta de prosperidad material que las iglesias afines a su proyecto presentan a sus fieles, portadoras de éxito, devoción y bendición para los tiempos actuales. Así, a finales de 2015, diversos telepredicadores de sectas afines a la teología mencionada organizaron un magno evento donde oraron e impusieron las manos públicamente al “siervo de Dios” Donald Trump. Son cada vez más los pastores evangélicos que se encuentran preocupados por este tipo de relación político-religiosa.

De hecho, diversos medios católicos o de otras denominaciones protestantes no han dudado en manifestar simpatía por Donald Trump (si se reflejó esto en votos, está apenas analizándose), a raíz de su discurso Pro Vida, el mismo que empleó para contrarrestar la abierta militancia de Hillary Clinton en apoyo al aborto. Si bien el agresivo presidente norteamericano, y ahora calificado directamente como “malvado”, por el alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Ra'ad Al Husein, no frecuenta una iglesia ni evidencia convicciones religiosas serias, se ha cuidado de que sus opiniones parezcan fervorosas a los numerosos telepredicadores, que atraídos por su histrionismo, han visto en él todo un instrumento divino.

Como ahora se va revelando, Trump a lo largo de su vida ha venido mezclando en sus libros (“El Arte de la Negociación”, “Cómo hacerse rico, pensé como un millonario”) ideas que son una mezcla de testimonio personal con recetas y consejos que conducen al éxito, a través de citas bíblicas y pensamiento positivo. Ese tipo de ideas también pudieron ser conocidas en su primer discurso como presidente de la nación más poderosa del mundo, en estilo de teología de la prosperidad: “de ahora en adelante una nueva visión gobernará esta tierra…”.

Pero no se crea que todos los líderes y pastores de diferentes denominaciones comulgan con este “idólatra”, “encarnación de la estupidez”, político que “encarna más la voluntad de poder de Nietzsche que de Jesús” (Revista Christianity Today); por el contrario, condenan la mancuerna Donald Trump-Paula White, ya que el presidente obedece a sí mismo y a nadie más.

Para algunos en nuestro país, esta relación puede no ser importante, y sólo tendría caso tomar nota de ella en la medida en que logró influenciar a masas de fieles neopentecostales para las elecciones presidenciales. En realidad, ahora podemos conocer de qué manera podría Trump permear en la conciencias de protestantes y católicos conservadores. Hoy en día, más de la mitad de los cristianos de las iglesias protestantes pertenecen a la corriente de la prosperidad y en los Estados Unidos casi el 20% de los evangélicos pentecostales confiesan ser parte de este movimiento. Desde los tiempos de Reagan ha venido permeando y creciendo en todo Latinoamérica este tipo de ideología y a esto ha conducido, no nos llamemos a sorpresa.

A quienes profesamos una fe, debe quedarnos muy claro que lo que estamos viviendo exige mucho más que doxa en las redes sociales o compartir bromas y caricaturas por whats App. La condena en la Palabra a este tipo de concepciones de adoración al dinero es manifiesta, y nada novedosa: "No acumulen para sí tesoros en la tierra" (Mt, 6,19); "Manténganse libres del amor al dinero" (Heb. 13,5). La carta a Tito en los capítulos 3 y 6 advierte con dureza sobre la tentación de la codicia de los pastores.

Trump caerá en su momento, pero quienes con él sólo miran el éxito político y económico como fruto de la exclusión, el oportunismo, la abyección, la fuerza y la corrupción, aunque invoquen al Altísimo en vivo y a todo color, ya están destinados al fracaso. Suena idealista, pero las consecuencias ya las padecen naciones enteras; no hay interpretación que valga: … no podéis servir a Dios y a Mammón (Mateo 6:24)






fMC

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