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De Cuento de Hadas Así contó Xóchitl Tress su historia de amor con Javier Duarte

29 de Septiembre de 2018 11:01 /

Gabriela Rasgado

Xalapa, Ver.- El hombre no pudo esquivar el flechazo de cupido cuando la vio, un día cualquiera, en un lugar llamado Xalapa, cuando ella era candidata del PAN, por allá del año 2013.

Quedó tan encantado con su belleza que pronto le escribió un mensaje de texto y la citó en su Palacio (de gobierno), excusándose en querer aprovechar su capital político. Y de paso aprovechar algo más.

Al año siguiente, el hombre no pudo más y le reveló la intensa atracción que sentía por ella en el World Trade Center, cuando ella le contó cuan necesitada estaba de ayuda y amor. Además de un carro.

Sin más, el hombre le ordenó a su amigo y colaborador que le comprara inmediatamente una camioneta Land Rover último modelo y se la hiciera llegar lo más pronto posible. Cabalmente, la petición fue cumplida y el vehículo entregado con un permiso y más tarde llevado a emplacar.

Esta historia no estaba ni de cerca de llegar a su fin. El caballero pronto la buscó y le dio trabajo, para tenerla más cerquita de su corazón.

Para marzo de 2014, la princesa le dijo a su amado que necesitaba una casita, en Boca del Río, que solamente costaba poco más de 2 millones de pesos. Sin pensarlo, el valiente caballero le prometió regalársela y así lo hizo.

Una vez más, comisionó a su amigo de toda la confianza para que comprara la casita, quien le dijo que solo podría pagar en efectivo 500 mil pesos y el resto sería a través de una empresa que no existía. Lo que sea para la novia.

En un sitio llamado El Azafrán, tuvo lugar una reunión para concretar la adquisición del nido de amor. A ese lugar, el valiente caballero, que era casado y muy conocido, llegaba en las noches, pero antes ordenaba apagar todas las luces de la calle. Entraba por la cochera.

Un día, la mujer reclamó que en la cocina había un desperfecto, y exigió a quien le vendió la pequeña casita, que lo arreglara. De no hacerlo, se las vería con su amado.

Mientras el expropietario arreglaba la fuga de agua en la cocina, el novio llegó. El hombre lo vio y reconoció: iba de gorra. Se dieron un beso apasionado y subieron a una habitación.

El valiente caballero se llama Javier Duarte de Ochoa y fue gobernador de Veracruz y apenas hace un par de días fue sentenciado por ser líder de una banda delictiva que vació las arcas de la entidad.

La mujer es Dominga Xóchitl Tress Rodríguez, su novia, a quien daba entre 100 y 200 mil pesos mensuales para ir pasando los días.

El amigo y cómplice de la relación es Tarek Abdalá Saad, quien se encargaba de cumplir los deseos del amo y señor de Veracruz.

El idilio acabó a finales de 2014, con la devolución de la camioneta, no así de la vivienda, que al final fue incautada por la autoridad veracruzana. Así relató la misma Xóchitl su relación con el ahora condenado, relación que presumía y con la que amedrentaba.

Ahora, Xóchitl hasta declara en contra de Duarte. Ya no es el príncipe azul que creía.

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