Estatal

Luis Ángel, Duarte y Bermúdez Decidieron alterar y ocultar el hallazgo de 13 cuerpos La Barranca de la Aurora

18 de Junio de 2018 20:59 /

Gabriela Rasgado

La decisión de alterar y ocultar del hallazgo de 13 cuerpos en La Barranca de la Aurora se tomó el 19 de enero de 2016 entre Luis Ángel Bravo Contreras, Arturo Bermúdez Zurita y el propio Javier Duarte de Ochoa.

Tierra Blanca era suficiente

El entonces gobernador le llamó por el "teléfono rojo" a Arturo Bermúdez Zurita, quien se encontraba en su oficina, en la Torre de Fuerza Civil.

El teléfono rojo solo sonaba ante una emergencia y esa noche había una y grave, pues el gobierno de Duarte ya tenía suficiente con Tierra Blanca y la desaparición de cinco jóvenes a manos de policías de Bermúdez.

Diligente, se trasladó hasta Casa Veracruz, donde el mandatario le ordenó apersonarse de manera inmediata.

"Me están madreando en medios estatales y nacionales. Me van a partir la madre", reclamó Duarte.

Y enseguida su favorito, Luis Ángel Bravo Contreras, le pidió instrucciones para acatarlas a cabalidad y salvarle el pellejo a quien, sin importar que no tuviera experiencia, lo encumbró en la Fiscalía General del Estado (FGE).

Duarte le recordó que había sido filtrada ese día una foto donde se veían cinco o seis cuerpos de los encontrados en la Barranca y la instrucción fue precisa: no reportar el resto.

Para sus fines, Bravo Contreras tenía una aliada incondicional en la fiscal de investigaciones ministeriales, Rosario Zamora, a quien ordenó hacerse cargo.

La llamó por teléfono y puso el altavoz. No era necesario repetir que estaba presente el gobernador y sus órdenes debían ser cumplidas.

Rosario Zamora se comprometió a encargarse del caso y lo primero fue retirar teléfonos a todos los que se encontraban en el lugar favorito de Bermúdez para aventar cuerpos.

En esa reunión en la sala de juntas de Casa Veracruz, Duarte reiteró a Bravo que se encargara, que "no quería otro desmadre" porque en medios lo estaban hundiendo por el caso de Tierra Blanca.

Así, de un plumazo, Bermúdez, Duarte y Bravo decidieron borrar a 12 personas fallecidas del mapa. Debían ser 13, a no ser por un policía estatal que no tenía que estar ahí. A ese lo sembraron en otro municipio. Así, sin más.

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