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Diósforo Prisciliano El último hablante de la lengua popoluca... Aquí su historia

17 de Marzo de 2018 19:00 /

Iván Sánchez

Papantla, Ver.- Cuando camina lo hace lento y apoyado en su bastón de mando, pero no es un hombre que se vea débil. Habla con un tono medio, pero cuando lo hace todos los demás callan y escuchan, es Diósforo Prisciliano Esteban, el último hablante de la lengua popoluca.

En su infancia, en la zona de Oluta, sus abuelos le enseñaron su lengua materna, pero lo hicieron en secreto, según cuenta, entre los mismos habitantes del pueblo era mal visto hablar popoluca, la historia pesa siempre y en este caso no era la excepción.

Durante la revolución su pueblo sufrió por el despojo de tierras y los terratenientes, hablar en otro idioma distinto al español era sancionado y poco a poco la gente dejó de hablar popoluca.

Cuando Diósforo quedó huérfano, decidió dejar la zona de Oluta y mudarse a Coatzacoalcos para ganarse la vida, ahí conoció a otras personas que hablaban como él y se les acercó, con ellas y ellos siguió aprendiendo pero siempre entre las sombras, en secreto.

Años después regresó a su lugar de origen, los ancianos lo recibieron y buscaron finalmente, vieron con buenos ojos que deseara continuar con la lengua y ofrecieron enseñarle.

Con el paso del tiempo uno a uno de los hablantes fueron falleciendo, la lengua parecía difuminarse con cada muerte hasta llegar al límite de la extinción.

Diósforo se quedó solo, así lo reconoce entre lágrimas después de un largo y doloroso silencio, el "sí" se mezcla con las lágrimas. Los extraña.

Sin embargo no se queda de brazos cruzados, el ser el último hablante de su lengua lo ha impulsado a buscar la forma de cambiar un destino que parece perdido. Ha comenzado a buscar jóvenes para enseñarles la lengua de su tierra.

También ha aprendido a hablar las lenguas tradicionales de otros pueblos, conoce de derechos humanos y está dispuesto a defender a su gente ante cualquier injusticia. Diósforo camina lento, pero no parece saber estar quieto. Se mueve, avanza, abraza las tradiciones, está vivo, como la lengua.

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