Estatal
¿Creer en la Justicia? Siempre supimos que se les llegaría la hora a esos malditos

Foto por: Noemí Valdez / Xalapa, Ver.
Siempre supimos que se les llegaría la hora a esos malditos

Foto por: Los Editores / Xalapa, Ver.
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09 de Febrero de 2018 18:49 /
Noemí Valdez.-Como todos los días, Víctor Álvarez Damián había llegado a la aceitera donde trabajaba, en la colonia Formando Hogar - en la zona norte del municipio de Veracruz -, a su patrón le habían robado y unos ministeriales le habían solicitado declarar.
El joven de 16 años no imaginaba el infierno que vendría después; él se convirtió en una de las cientos de víctimas de desaparición forzada de un grupo de elementos policiacos al mando de Arturo Bermúdez Zurita, entonces Secretario de Seguridad Pública. Víctor aun no vuelve a casa.
Ese día, 11 de diciembre del 2013, entraron a la formando hogar varias patrullas y camionetas, son muchos los testigos que refieren haberlas visto, pero casi ninguno quiere emitir declaraciones ante la autoridad; por temor.
Una de esas camionetas se paró frente a la aceitera y por la fuerza, elementos policiacos, se llevaron a Víctor. Otro de los jóvenes que fue levantado y golpeado ese día cuenta haberlo visto, sin embargo los separaron, él afortunadamente fue liberado.
Perla Álvarez Damián está aparentemente serena, sin embargo su mirada refleja el horror que vive en su interior; ahora, con las declaraciones hechas por los 19 ex mandos y ex policías que formaban una red de desaparición forzada, ha confirmado sus mayores temores.
“Es horrible cada cosa, todo lo que cometieron; ellos hablan que detuvieron a delincuentes, pero yo me pregunto, quién sería más delincuente, los que actuaron así o los que se llevaron; porque a lo menos mi hijo no era delincuente se lo llevaron en su trabajo.
“Es una tortura estar así, sin saber qué le hicieron, si lo golpearon; ahorita con eso que se destapó que detuvieron a los 19 funcionarios, toda la tortura que pasaron , dice ahí que abusaban de ellos, que los golpeaban, que los mataban”, afirmó con los ojos vidriosos.
Perla es una de las madres que forma el Colectivo Solecito Veracruzano, una de varias agrupaciones que agrupa a familiares de desaparecidos. Son ellos y ellas, los que han hecho que hoy se de el primer paso para la justicia, son sus denuncias públicas, sus manifestaciones, su búsqueda lo que ha obligado a las autoridades a actuar ante esta red de delincuentes disfrazados de policías; que amparados por la ley realizaron detenciones extrajudiciales y desaparecieron al menos a 15 personas - hasta el momento como consta en la carpeta de investigación - en donde se formaban las nuevas generaciones policiales, la Academia El Lencero.
“Ya se estaban tardando yo siempre lo dije que mi hijo fue desaparición forzada por servidores públicos por todos los mandos de gobierno del Estado. Queremos confiar un poco en la Fiscalía del Estado, no nada más que los agarren y se olviden de llevar la investigación tiene que ser una investigación completa, lo queremos todas las madres es justicia, porque fue terrible lo que pasó en el sexenio de Duarte y lo que hizo Bermudez y sus policías”, aseguró.
Perla logró que en el 2016, la ONU atrajera los casos de desaparición forzada de Veracruz. La Organización emitió una recomendación para la Fiscalía GEneral del Estado de Veracruz por las omisiones en las que incurrieron en el caso, sin embargo estas no fueron llevadas a cabo.
Tampoco la Procuraduría General de la República realizó la recomendación solicitada por la ONU, se limitó únicamente a ofrecer recompensas por los jóvenes desaparecidos. Hoy, Perla aguarda a que siga el trámite de un amparo que interpuso la organización ante la falta de respuesta de las autoridades mexicanas ante estos crímenes de lesa humanidad.
Ella es una de las buscadoras de “tesoros” de Colinas de Santa Fe, en donde está segura, que al igual que en la Academia Policial del Lencero, hay restos de personas que fueron desaparecidos por judiciales.
“Siempre lo he dicho fueron policías, a veces uno investiga más que la Fiscalía. Queremos confiar en fiscalía queremos ver qué va a proceder, si los van a procesar o van a salir. Sería injusto que ahora que los agarraron los suelten”, expresó.
Para perla, Arturo Bermúdez Zurita es una suerte de demonio. El Secretario, casi siempre iba con su uniforme, con un porte de autoridad, que sólo da sentirse impune; rodeado siempre de decenas de policías que lo vigilaban de cerca y de lejos. A él, nadie lo tocaba.
Sin embargo las madres del Colectivo Solecito Veracruzano, sin miedo, lo encararon, ellas sabían que él era el que dirigía todo. En un día de la bandera, en donde también estaba el todavía gobernador, Javier Duarte de Ochoa, varias madres del colectivo se filtraron entre los asistentes y se pararon frente al hoy preso por varios delitos, entre ellos, tal vez el más grave, la desaparición forzada.
“Le dijimos que queríamos saber de mi hijo, de nuestros hijos. Yo le dije que los policías se habían llevado a mi hijo, todavía se hizo el ofendido, que no sabía nada (...) le dijimos que él se había llevado a los muchachos, que nos dijera por favor dónde estaban”, narró.
Entonces comenzaron a acercarse los policías encargados del cuidado del alto mando, alejando al grupo de señoras, les impidieron seguir hablando con Bermúdez, que las dejó atrás despreocupado. Hoy las cosas han cambiado para él, ha dejado de lado, un poco, ese aire de superioridad opacado por su nuevo uniforme, el overol naranja.
El horror para las madres de los Colectivos apenas comienza; cada uno de los abusos está dándose a conocer en las declaraciones y carpetas de investigación; lo más difícil será cuando algunas, descrubran que sus hijos fueron víctimas de estos horrores.
“Muchos de los jóvenes ya están llegando a su casa, pero no como se quisiera, abrazando a sus madres, con alegría para decir esta pesadilla pasó y ya estamos juntos; si van a regresar a algunos pero desafortunadamente no con vida”, afirma mientras observa la motocicleta de Víctor, que desde hace cinco años ha estado parada, pero cuidadosamente resguardada dentro de su vivienda.
Ella no quiere deshacerse de la moto, considera que si Víctor vuelve, le gustaría ver que lo que compró a crédito con tanto esfuerzo sigue ahí. Esa es su esperanza, abrazarlo de nuevo.
CC