Estatal
Nuevo Alcalde de Veracruz San Juan de Ulúa, testigo de una nueva dinastía
Foto por: Iván Sánchez /
El último reducto de la colonia española en México hoy fue testigo de la continuidad de una nueva dinastía, la de los Yunes.
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El último reducto de la colonia española en México hoy fue testigo de la continuidad de una nueva dinastía, la de los Yunes.
Foto por: Iván Sánchez /
El último reducto de la colonia española en México hoy fue testigo de la continuidad de una nueva dinastía, la de los Yunes.
Foto por: Iván Sánchez /
El último reducto de la colonia española en México hoy fue testigo de la continuidad de una nueva dinastía, la de los Yunes.
31 de Diciembre de 2017 12:28 /
Iván Sánchez.-A modo de telón de fondo la histórica fortaleza de San Juan de Ulúa, al frente cientos de toneladas en contenedores quebrando el silencio con su choque entre metales; es la toma de protesta del nuevo alcalde de Veracruz, Fernando Yunes Márquez.
El último reducto de la colonia española en México hoy fue testigo de la continuidad de una nueva dinastía, la de los Yunes; los primeros en llegar fueron los dos Migueles, padre e hijo, gobernador y alcalde de Boca del Río respectivamente; después Omar, el hijo encargado de los negocios y doña Leticia, la madre de todos los Yunes Márquez.
Por último, partiendo plaza, Fernando, el menor de todos, el nuevo alcalde y orgullo de su padre gobernador.
Yunes Linares postró los recursos públicos del estado para hacerle una especie de homenaje a su hijo, sus cuentas oficiales de redes sociales trasmitieron la ceremonia completa en directo para promover la imagen del vástago que gobernará la ciudad fundada hace casi 500 años.
Mientras, los asistentes sufrían cual si fueran sometidos a una tortura de la antigua cárcel de San Juan de Ulúa, antes era el castigo chino o la gota, hoy los rayos del sol que como látigos fulminaban a los invitados.
Para los hombres el protocolo indicado era traje y corbata, para las mujeres vestido; los presentes del sexo masculino, la mayoría de negro, robaban por instantes los abanicos de sus acompañantes, los usaban al mismo tiempo de ventilador y de sombrilla para protegerse de una posible insolación.
Al fondo la orquesta invitada, que al comenzar el protocolo oficial abandonaron sus sillas y se refugiaron bajo el árbol más cerca, haciendo volar sus corbatines y los sacos colo oscuro.
Hoy, Chucho el roto y la mulata de Córdoba fueron testigos de promesas que parecen tan viejas como las paredes de piedra muca que dan forma al edificio histórico; esas promesas de prosperidad y bienestar que cada nueva gobierno retumban en los oídos de la ciudadanía como si de una leyenda se tratarán.
JC
