Internacional

Convierten en fortaleza a Hamburgo por cumbre del G20

05 de Julio de 2017 09:34 /

Cerca de 20 mil policías de toda Alemania, helicópteros rugiendo día y noche, zonas cortadas y controles de documentación constantes: Hamburgo se arma para recibir a los jefes de Estado y de Gobierno del Grupo de los Veinte países industrializados y emergentes (G20).

La ciudad portuaria, apodada como “la puerta al mundo” de Alemania, se cerrará con motivo de la cumbre que se celebrará el 7 y 8 de julio con el objetivo de evitar un desastre como el ocurrido en Génova, en el encuentro del G8 en 2001, cuando el vandalismo se apoderó de la ciudad italiana y cientos de personas resultaron heridas.

Para evitarlo, la ciudad portuaria prepara la mayor intervención policial de su historia para sumirse durante varios días en estado de excepción. “No hay que engañar a nadie, la vida pública estará sujeta a restricciones significativas”, admite Joachim Lenders, presidente regional del sindicato de la policía alemana.

Algunas empresas ofrecen a sus trabajadores la posibilidad de trabajar esos días desde casa o descontarlos de horas extra. Mientras, muchos negocios y establecimientos gastronómicos cerca de la zona de seguridad permanecerán cerrados.

El encuentro multilateral supondrá el estreno en este foro del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cuya presencia incrementará, más si cabe, las medidas de seguridad en un país en permanente alerta por amenaza terrorista y que en el último año fue víctima de tres atentados islamistas.

El día antes de la cumbre aterrizarán en el aeropuerto de Hamburgo hasta 80 aviones oficiales. Delegaciones de los 20 participantes, más representantes de países invitados como España y Singapur, llenarán la ciudad de 1.8 millones de habitantes, la segunda más poblada del país tras Berlín. Sólo Trump trae más de 600 personas con él entre acompañantes, trabajadores y personal de seguridad.

En total, cerca de 20 mil agentes de policía velarán por la seguridad durante estos días, según datos del sindicato de la policía. Mientras, desde una sala especial detrás de una alambrada de espino, unas 50 personas seguirán a través de 16 grandes monitores colgados en la pared, teléfonos, ordenadores y radiotransmisores lo que ocurra en toda la ciudad.

“El pabellón ferial será una fortaleza”, declara Lenders sobre el lugar donde se reunirán los líderes mundiales.

No en vano, cerca de allí, en un radio de tan sólo un kilómetro, se encuentran los barrios reivindicativos de Schanzenviertel y Karoviertel, conocidos por su activismo de izquierdas y cuna de protestas de marcado tinte radical, que no ven con buenos ojos tener de vecinos durante unos días a Trump, Recep Tayyip Erdogan y
Vladimir Putin.

De momento, hay anunciadas cuatro grandes manifestaciones y acciones contra la cumbre. Las fuerzas de seguridad calculan que, junto a las decenas de miles de manifestantes que protestarán de forma pacífica, habrá unas ocho mil personas, venidas de distintos puntos del país y también del extranjero, dispuestas a adentrarse en una espiral de violencia.

Por el momento, la policía alemana incautó cuchillos, bates de béisbol y supuestos artefactos incendiarios en varios lugares de la ciudad y alrededores, que aparentemente iban a ser usados en estas manifestaciones. “Existe evidencia de que ocurrirán los actos de violencia relacionados con la cumbre que esperábamos y temíamos”, dijo Ralf Martin Meyer, presidente de la policía de Hamburgo.

En un área de 11 mil metros cuadrados situada al sur de Hamburgo, las autoridades han erigido un centro de detención que tiene capacidad para arrestar de forma provisional a unas 400 personas hasta que un juez se pronuncie sobre su destino.

A los controles de fronteras iniciados hace semanas en el país, se sumará, además, el despliegue de 28 helicópteros y de hasta 185 perros policía y 70 caballos, que ayudarán a los agentes a velar por la seguridad.

Por tanto, Hamburgo se convertirá en un fortín sin armaduras donde tanto policías como dirigentes internacionales “batallarán”.

DSV

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