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Cascos verdes salvan vidas en las protestas

26 de Junio de 2017 09:03 /

Atraviesan en fila la humareda de gas lacrimógeno y la lluvia de piedras y perdigones con la bandera de insignia verde para socorrer a los heridos, que se cuentan por miles en las protestas contra el gobierno venezolano, que han dejado además 75 muertos desde que comenzaron en abril.


Cascos verdes salvan vidas en las protestas
Dos grupos de estudiantes y profesionales de la medicina se organizan para acudir a cada marcha contra el gobierno de Nicolás Maduro y atender a quien resulte herido en los enfrentamientos, ya sea opositor o integrante de las fuerzas armadas

26/06/2017 05:00 DPA


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El grupo Primeros Auxilios de la Universidad Central de Venezuela (PA-UVC) se identifica con una cruz verde pintada sobre sus cascos y escudos. Foto: Reuters
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CARACAS.

Atraviesan en fila la humareda de gas lacrimógeno y la lluvia de piedras y perdigones con la bandera de insignia verde para socorrer a los heridos, que se cuentan por miles en las protestas contra el gobierno venezolano, que han dejado además 75 muertos desde que comenzaron en abril.

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El grupo de voluntarios Primeros Auxilios de la Universidad Central de Venezuela (PA-UCV), mejor conocido como “cascos verdes”, reúne a estudiantes de la principal escuela de medicina del país y profesionales de diversas especialidades con décadas de ejercicio hospitalario.

Creado durante las protestas contra el gobierno de 2014 –que dejaron 43 muertos–, el grupo se reactivó este año para atender a los heridos en el conflicto, tanto a manifestantes como a policías.

Pero el PA-UCV no es la única agrupación que presta ayuda a las víctimas, ya que en la dinámica de las protestas también surgió el grupo Primeros Auxilios Venezuela (PAVE), que reúne a médicos y paramédicos de otras universidades del país, que se distinguen por una cruz azul.

El desempeño de los voluntarios ganó titulares cuando, recientemente, la sede central de la Cruz Roja en Caracas desplegó su símbolo como llamado de alerta, después de que las fuerzas del orden dispararon gas lacrimógeno a pocos metros para disolver una protesta, lo que afectó al personal y a los pacientes.

La Fiscalía General hizo un llamado público a las autoridades para que se abstengan de usar gas lacrimógeno cerca de escuelas, hospitales y clínicas, debido a que en varias oportunidades estas instituciones resultaron afectadas.

Las protestas contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro han dejado episodios de dura represión, ya que las autoridades asumieron la tarea de evitar que las manifestaciones opositoras crucen hacia el municipio Libertador, en el centro de Caracas, donde se asientan los principales símbolos del poder.

Esto ha dejado a los municipios vecinos dominados por la oposición, Chacao y Baruta, la tarea de atender a los heridos con recursos limitados.

El PA-UCV se sumó al esfuerzo de auxilio con sus propios medios y asume el riesgo de ingresar a zonas de conflicto potencialmente peligrosas. Sus miembros llevan en los bolsos broncodilatadores, anestésicos, cremas para quemaduras y un antiácido para aliviar los efectos del gas, entre otros insumos.

Está conformado por más de 200 estudiantes y profesionales médicos que reciben donaciones para equiparse con máscaras antigás, chalecos antibalas, insumos e incluso escudos con la inscripción de “médico”.

SIN BANDO

El doctor George Simón, un cirujano de vías digestivas con más de 30 años de ejercicio, dijo como portavoz del PA-UCV que decidió ajustar su horario de atención privada para sumarse al trabajo voluntario en las protestas.

Como médicos no opinamos sobre el conflicto. Damos una labor humanitaria sin distinción de posiciones políticas”, dijo.

La reactivación de la agrupación después de 2014 fue concebida por las estudiantes de medicina Federica Dávila y Daniella Liendo, quienes apenas superaran los 22 años.

Explicaron que el grupo se activa cuando hay una convocatoria de marcha. Rezan y se distribuyen el trabajo, que está divido en tres zonas que tienen que ver con la cercanía al lugar de choque entre policías y manifestantes, usualmente en la autopista que une el oeste con el este
de Caracas.

Simón dijo que en cada una de las operaciones participan entre 40 y 90 voluntarios, entre estudiantes y médicos, desde traumatólogos hasta internistas y oftalmólogos.

Dijo que la asistencia se resume en dar primeros auxilios a los heridos y evacuarlos hacia centros médicos cuando requieren otro tipo de tratamiento.

Yo trabajo tres o cuatro mañanas a la semana y adapto el horario de las operaciones a las manifestaciones. Atendemos tanto a manifestantes como a policías y guardias nacionales (soldados de la policía militarizada)”,
explicó.

Indicó que los voluntarios asisten a cursos de primeros auxilios en zonas de conflicto. Sólo recientemente comenzaron a llevar registros, pero estiman que han atendido miles de casos en tres meses de protestas.

El compromiso es dar atención oportuna. Los voluntarios prestan servicio para todos”, dijo, y recordó que la organización ha tenido su cuota de sacrificio, por la muerte del activista Paul Moreno, miembro de la agrupación, quien fue atropellado por una camioneta en la región occidental de Zulia el mes pasado.

Simón dijo que lo peor que ha visto en su labor fue un manifestante que fue herido en la cara por el disparo de una bomba lacrimógena que le ocasionó fracturas en la mandíbula.

Agregó que los socorristas se distribuyen en tres zonas: la roja, a unos pocos metros del lugar de choque; naranja, a entre 100 y 200 metros de la zona “caliente”, y la verde, a unos 300 metros de la zona roja, cubierta por especialistas.

Este grupo ha hecho en este tiempo lo que nadie logró anteriormente. Actuamos con un protocolo de rendición: cuando tenemos cerca a la policía o los guardias nos arrodillamos y alzamos las manos para que no nos agredan”, explicó.

Simón negó versiones de que las fuerzas del orden impedían la atención o evacuación de los heridos durante los choques, pues existe un protocolo para avisarles de su labor humanitaria.

En el otro grupo, los voluntarios están sumando experiencia. En cada jornada de manifestaciones, atienden entre 40 y 60 casos.

Su vocero, Luis González, un paramédico profesional que se sumó al PAVE, dijo que ve a manifestantes que son atendidos por heridas y casi de inmediato se incorporan a las protestas.

Mientras más los reprimen, más salen. Estarán aquí hasta que los maten o los metan presos. Hasta que el gobierno rectifique, esto va a seguir”, alertó.

Las protestas en Venezuela comenzaron el 4 de abril, después de que la mayoría opositora en la Asamblea Nacional acusara al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de perpetrar un golpe de Estado con dos sentencias que la despojaron de sus atribuciones.

Maduro acusa a la oposición de pretender derrocarlo, generando una ola de violencia.

JC

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