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Brigitte Macron en el pedestal de 'reina de Francia'

05 de Enero de 2018 07:27 /

Brigitte Macron se ha instalado en el pedestal de «reina de Francia», que sus adversarios, minoritarios, denuncian con acritud, y sus admiradores, mayoritarios, apoyan con fervor «monárquico».

RTL, primera cadena de radio nacional, afirma que la esposa del jefe del Estado ha pedido un «ascenso» en el rango protocolario: aparecer más junto a su marido en las ceremonias oficiales. «La mujer nunca tiene que estar detrás, sino al lado», declaró Brigitte el pasado martes a la emisora. Sus palabras han precipitado una riada de reacciones de cólera verbal en las redes sociales, estimando que Brigitte Macron se comporta como María Antonieta, esposa de Luis XVI, el Rey y la Reina guillotinados en 1793, durante el Terror revolucionario. «Los franceses hemos elegido a su marido, no a ella, que parece ejercer como la “reina de Francia”», reza un comentario.

«Le Monde», vespertino de referencia, considera, por el contrario, que Brigitte Macron aspira a «reintroducir» el arte contemporáneo «de buen gusto» en el palacio del Elíseo. Nada de «chabacanerías subversivas». Los directores de los grandes museos nacionales han sido invitados a una reunión de trabajo, los próximos días, con el fin de «buscar ideas» destinadas a «dorar» la residencia presidencial con arte moderno y contemporáneo.

Varias «comadres» especializadas en chismorreo afirman que Brigitte Macron «se lleva muy bien» con Carla Bruni, esposa de Nicolas Sarkozy, antecesora ilustre en las habitaciones privadas del Elíseo, muy próximas a los aposentos que ocupó en su día la granadina Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III, uno de los jefes de Estado más mujeriegos de Francia: huía del lecho matrimonial por un pasillo que hoy ocupan las dependencias desde donde los presidentes de la V República pueden apoyar o no apoyar el «botón» del arma nuclear estratégica.

Los analistas políticos aspirantes a la sofisticación estiman que Emmanuel Macron utiliza a su esposa para hacer llegar «mensajes» a Nicolas Sarkozy, a través de Carla Bruni. Tras una maestría ejemplar en el arte de la comunicación destinada al gran público, las esposas de Sarkozy y Macron ejercen con una sabiduría muy profunda el arte de la componenda política, matizada y negociada entre lechos y sibaritismos gastronómicos.

Analogía con Carla Bruni

Carla Bruni y Brigitte Macron comparten otra complicidad más profunda de lo que pudiera parecer: imponer su dieta gastronómica, con mucha fruta y mucha verdura en los fogones del Elíseo. Carla Bruni intentaba controlar la tendencia a la gordura de un esposo bajito pero coqueto. La señora Macron toma todo tipo de píldoras, mejunjes y frutas destinadas a cuidar el cutis.

La señora Macron comparte con la de Sarkozy una misma tendencia; el control férreo de la imagen personal. Ambas tienen fotógrafo propio. Y cada imagen es objeto de un exhaustivo estudio. En ese terreno, Macron ha introducido una innovación: a Sarkozy le encantaban las «confidencias» hechas a periodistas de su «cuerda». Macron, por el contrario, tiene a mucha distancia a todo tipo de «canallesca», de letras o de imagen. Brigitte cubre esa «austeridad» de su esposo con su imagen personal de señora «moderna» disfrazada a toda hora con los «trapos» de la alta costura de las marcas locales, con diseñadores de muy diversa procedencia y condición, que siempre dan un barniz publicitario muy cosmopolita. Algo así.

CC

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