Internacional

De Marte a la Luna; los retos espaciales

12 de Octubre de 2017 08:34 /

En 60 años de investigación espacial, el hombre ha viajado a la Luna y enviado sondas a Saturno y Venus, incontables satélites han orbitado la Tierra y varios rovers han surcado la superficie de Marte. El sueño de una misión tripulada al Planeta Rojo se alberga desde hace años, al igual que el regreso a la Luna. Pero, ¿en qué estado se encuentran estos planes?

Rusia se propone enviar antes de 2030 a su primer cosmonauta al satélite terrestre pues, según explicó un portavoz de la agencia espacial Roskosmos, “sin la Luna no hay Marte”.

Llegar a la Luna es un importante paso que facilitaría técnicamente el vuelo hacia el Planeta Rojo. Además, Rusia quiere con ello terminar lo que la Unión Soviética empezó hace décadas, cuando debido a problemas técnicos se vio obligada en los años 70 a abandonar sus planes de aterrizar en la Luna.

Para conquistarla, Roskosmos pretende explorarla en varias etapas. La primera arrancará previsiblemente en 2019 con una sonda que aterrizará en el polo sur del satélite terrestre. A comienzos de los años 20, otra sonda orbitará la Luna y se prevé intensificar las investigaciones en su superficie. Finalmente, llegará el turno de un vuelo tripulado que orbite el satélite antes de que un cosmonauta ponga los pies en él, como hizo en 1969 el estadunidense Neil Armstrong.

En el caso de Estados Unidos, los objetivos dependen de a quién se pregunte. La agencia espacial Nasa ya tiene Marte en el punto de mira: varias sondas están orbitando el planeta y dos rovers surcan su superficie. Está previsto el envío de uno nuevo y una nave tripulada que orbite el Planeta Rojo. Y es que bajo el mandato del anterior presidente, Barack Obama, el lema claro de la Nasa era “Journey to Mars” (Camino a Marte).

Sin embargo, con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, algunos planes se han congelado. El Presidente prefiere regresar a la Luna, lo que además supone un reto más sencillo para una misión tripulada. Sólo el vuelo a Marte dura seis meses, frente a los tres días necesarios para viajar al satélite terrestre. El exdirectivo de la Nasa John Grunsfeld lo criticó abiertamente: “La Luna está bien para una visita, pero allí no queremos vivir. Ir a Marte volvería a hacer grande a la Nasa”.

¿Y qué papel desempeña el sector privado? La Nasa trabaja desde hace años muy estrechamente con empresas como SpaceX, del millonario Elon Musk, pero también con Boeing y Orbital Sciences. Todas ellas construyen y desarrollan cohetes y medios de transporte para la Nasa, ahorrándole costos y capacidades. Pero sobre todo los planes de Musk son más ambiciosos: su objetivo es enviar a personas a Marte a partir de 2024. Y para ello acaba de desarrollar un nuevo cohete.

Mientras tanto, la agencia europea ESA continúa con su sueño de crear una Aldea Lunar, una base que según su director, Jan Wörner, sustituiría a largo plazo a la Estación Espacial Internacional (ISS). Para ello es necesaria la cooperación de otras potencias, y Wörner ya está buscando socios. El proyecto servirá a la investigación, la obtención de recursos e incluso el turismo y, tal y como opina Rusia, podría ser un trampolín hacia Marte. No obstante, no se trata de un proyecto al uso y, por ahora, tampoco hay hoja de ruta.

Por último, China también tiene las misiones lunares en el punto de mira. Para 2020, la República Popular planea enviar su segunda sonda al satélite terrestre: la Chang’e-5, que contará con vehículo de aterrizaje para recoger muestras y traerlas de regreso a la Tierra, lo que supone todo un hito para el gigante asiático. Ese mismo año, China planea aterrizar por primera vez en la cara oculta de la Luna y se está preparando para su primera misión tripulada al satélite, que prevé realizar en 15 o 20 años.

¿Estamos pues ante el inicio de una nueva carrera hacia la Luna y Marte, como en tiempos de la Guerra Fría? Aunque los planes de las grandes potencias espaciales son ambiciosos, en los últimos años se ha impuesto la conclusión de que ningún país puede hacer frente en solitario a los retos técnicos y sus inmensos costos. Así, todas las partes subrayan que, en tiempos de crisis terrenales, en el espacio se pueden construir puentes. Ejemplo de ello es el reciente acuerdo entre Rusia y Estados Unidos de construir una estación espacial tripulada en la órbita lunar, también como posible paso previo a Marte.

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