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Los duques de Cambridge tratan de suavizar el Brexit en Berlín

19 de Julio de 2017 11:24 /

El pequeño príncipe Jorge de Cambridge, de tres años de edad, se había quedado dormido en el avión y bajó la escalerilla todavía bostezando y de la mano de su padre, el príncipe Guillermo de Inglaterra. Para su hermana Carlota, de solo dos años los escalones eran demasiado grandes y estuvo a punto de tropezar. Vestida del mismo tono azul que su mamá, la imitaba en el desfile sobre la alfombra roja e incluso arrancó a bailar en un instante de espontaneidad, haciendo las delicias de los fotógrafos. Así comenzaba la visita de los duques de Cambridge a Berlín, un intento por mostrar la cara más amable de Inglaterra en medio de las negociaciones a cara de perro para el Brexit que su país mantiene con el resto de la Unión Europea.

Guillermo y Catalina fueron recibidos por la canciller alemana, Angela Merkel, a pesar de que su viaje no es una visita oficial. Durante un almuerzo privado en la Cancillería trataron con ella temas políticos y expresaron que Reino Unido es consciente del peso de Alemania, la mayor economía europea y un país con el que Reino Unido mantiene y desea seguir manteniendo numerosos intereses empresariales. La canciller, por su parte, expresó los mismos deseos y recordó que las relaciones en el futuro vendrán marcadas por el resultado de las negociaciones, que lleva Bruselas para todo el bloque y que no contemplan acuerdos bilaterales.

Merkel, tras ofrecerles un refresco a su llegada, les sirvió personalmente de guía en un recorrido por el edificio de la Cancillería, construido con motivo del traslado de la capital alemana desde Bonn a Berlín. Desde el piso superior, que alberga un apartamento para el canciller de Alemania que Merkel no utiliza como vivienda pero que abre para estas visitas, aprovechó para mostrar Berlín a sus invitados, gracias a que la perspectiva permite desde allí contemplar todo el centro de la ciudad.

La canciller alemana eligió un sencillo y ligero menú para los duques de Cambridge, con una entrada de salmón y atún, un plato principal a base de bacalao con verduras a la plancha y un yogurt con fresas para el postre.

Posteriormente, ya sin la presencia de sus hijos Jorge y Carlota, visitaron la Puerta de Brandeburgo y el cercano monumento de las víctimas judías del Holocausto nazi. Varios cientos de personas esperaban su llegada con banderas británicas, pero el dispositivo de seguridad no permitió a nadie acercarse por motivos obvios.

«Llevamos viviendo aquí siete años y ahora no sabemos qué va a pasar con el Brexit. Estamos muy contentos, la idea de que los duques de Cambridge vengan a Berlín es estupenda porque los alemanes podrán ver algo bueno de nosotros, podrán ver que no todo en Reino Unido son los políticos del Brexit y ayudará a que de una u otra manera las relaciones se mantengan», explicaba Vincent Merlean, un ingeniero químico que trabaja en la industria alemana y al que preocupan las consecuencias de la salida de Inglaterra de la Unión Eruopea. Mary Leaks, una joven estudiante británica que ha pasado este último curso en la capital alemana y que también había acudido a la Plaza de París con la esperanza de verlos de cerca, expresaba su deseo de que «ellos puedan ayudarnos, que hagan algo para parar esta locura del Brexit».

Tras esa breve visita, los duques de Cambridge se reunieron en Marzahn, en el este de Berlín, con trabajadores de la asociación de ayuda para niños indigentes y de la Fundación Robert-Enke, que trabaja para llamar la atención sobre las depresiones infantiles. Guillermo y Catalina conocieron personalmente a Teresa Enke, la viuda del arquero de la selección alemana Robert Enke, que se quitó la vida en 2009 y cuya obra social siguen de cerca. «Para mi fundación y para mí este día supone un gran reconocimiento de nuestro trabajo los últimos siete años y medio», dijo a los medios locales.

Todavía con un fuerte sol como pocos días luce en la capital alemana, los duques de Cambridge se dirigieron al Palacio de Bellevue, para ser allí recibidos por el presidente federal de Alemania, el socialdemócrata Frank-Walter Steinmeier. Después se retiraron a descansar y a disponerse para la siguiente cita, una fiesta prevista para esta noche en el jardín de la residencia del embajador británico en Grunewald, en honor del 91 cumpleaños de la reina, donde Guillermo dará un discurso.

La visita proseguirá mañana, cuando harán una escapada a la ciudad de Heidelberg, en el oeste del país, para visitar allí un centro de investigación contra el cáncer, y más tarde, de nuevo a Berlín, acudirán al popular Clärchens Ballhaus, un antiguo salón de baile inaugurado a principios del siglo XX, donde se reunirán con jóvenes empresarios y emprendedores. La velada estará amenizada con música que pondrá la DJ británica Goldierocks. El viernes culminarán su viaje en Hamburgo con una visita a la imponente Filarmónica del Elba y al museo marítimo de la ciudad.

CC

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