EL PRIMER AMOR
29 de Abril de 2017
Carolina Nogueira
En esta ocasión quiero comentar una noticia que apareció en las redes sociales hace unas semanas. El artículo que llegó a mis manos se titulaba: “Adolescente se suicida porque su novia le juega una broma”. En la misma se relata que en Estados Unidos un adolescente de 11 años se suicidó después de que su novia de 13 años le jugó una broma en redes sociales acerca de que había muerto.
No solo es alarmante la edad del púber que toma esta fatal decisión sino también el motivo que lo conduce a esta conducta de autolesión que es la perdida de la persona de la cual estaba enamorado. Este hecho nos lleva a preguntarnos necesariamente hasta qué punto impactan en las personas en general las relaciones sentimentales y en particular en los adolescentes.
Es un hecho, que las rupturas sentimentales repercuten en el ser humano de forma muy diferente no solo en el comportamiento que se asuma después de la misma sino que influye en la salud física y psíquica de quien lo vive.
El grado de afectación de una ruptura sentimental depende de cada persona, concretamente, del grado de implicación o identificación que tengamos con la propia relación. Es decir, la porción que ocupa la pareja en lo que tú eres a la hora de definirte. Cuando la relación es una parte importante de la identidad, finalizarla supondrá un reajuste importante en la persona.
En este aspecto, interviene la dependencia, es decir, si gran parte de la identidad la da la pareja, el día que no esté, uno siente que le quitan una gran parte de sí mismo. En el caso de los adolescentes esto se observa con mayor frecuencia con el plus de que es en esta edad donde generalmente se experimenta el primer amor.
También influye el tipo de separación. Es decir, si se trata de una ruptura inesperada se produce una sensación de vacío y de desubicación emocional vital porque se trata de un proyecto fundamental que desaparece. En este caso y en muchos similares no se trata solo de la pérdida de una pareja sentimental sino de la pérdida del vínculo en el que sostienen su identidad. Ante una ruptura inesperada como en este caso, donde además el muchacho protagonista de la noticia pensó que su novia estaba muerta, se inician estados de angustia y desesperación que no siempre pueden ser elaborados por quien lo vive.
En este sentido es importante señalar que una pérdida es una realidad que puede asumirse siempre que haya salud mental y que las circunstancias que rodean la pérdida sean factibles de ser aceptadas. En muchos casos en los que la persona que se pierde es vivida como “el centro de la vida”, la ruptura puede actuar como un desencadenante, como el gatillo que ponga en marcha el proceso de quitarse la vida.
Cabe preguntarse si realmente el desamor puede conducir a que quien lo sufre se quite la vida, sin duda como explicamos anteriormente es necesario analizar en qué contexto se produce esta pérdida y la significación que tiene para quien la sufre, además de otros factores que inciden en la conformación psíquica de cada persona.
En el caso de los adolescentes, el primer amor suele despertar diversos sentimientos que nunca antes se habían sentido por nadie. Esta es una etapa en la vida de los jóvenes donde el noviazgo o enamoramiento se convierten en la máxima ilusión y aspiración, que a su vez y en muchas ocasiones preocupará a sus padres. En algunos hogares podría ser el inicio de los primeros conflictos y discusiones con sus progenitores.
Atrás queda la infancia al lado de papá y mamá para dar paso al nuevo amor y ubicarse en un nuevo contexto donde se sienten más grandes, más seguros, y también más vulnerables.
?Así como se da el primer paso importante en la vida del adolescente, esta etapa llegará también con grandes contrastes, emociones fuertes y muchas turbulencias propias a esta edad; por ello es importante que los padres y madres estén atentos a estos cambios para saber proceder con oportunidad y certeza cuando el hijo o la hija los requiera.
fMC